jueves, 3 de enero de 2013

Michael Fassbender, Maromo del Año


Oh, señor Fassbender, qué bien le van las cosas. En los dos años anteriores, el reino del cine ha sido suyo. En los dos próximos, promete estar hasta en la sopa.
Pero no seré yo quien se queje de su omnipresencia. Ni tampoco todos los que le han votado y elegido como Maromo del Año.




Hace doce meses, ya ganó singular título en mi blog anterior. Por entonces sospeché esa victoria antes de que se produjera. Este año, no tenía ninguna duda de que repetiría.
Ya ve, señor Fassy. Ni lo nominaron al Oscar, cuando merecía ganarlo.
Pero sientáse satisfecho con repetir el honor del Maromo del Año. Al fin y al cabo, es una elección más seria que el paripé oscarizante. Vamos, que no hace falta mucho para ser más serio que los Oscars.


 

En 2012, lo vi escalofriante y magnífico en "Shame" y reconozco que pudo darle un poco de encanto a la mierdesca "Prometheus"; pelirrojo o rubio, películas tan distintas se contaron como sus mayores triunfos. 
A usted le gustaron tanto sendas experiencias que, en este 2013, repite con Ridley Scott y Steve McQueen, mientras se interna en el particular mundo de Terrence Malick, comparte cartel con Natalie Portman y se prepara a conciencia para variopintas secuelas de sus papeles más blockbuster.



Señor Fassbender, yo que lo adoro, que facebookeo sus mejores fotos, que si pienso en usted no puedo ni dormir, hoy lo llamaré estrellaza. Por eso ha ganado. Porque, además de bello, desprende ese toque larger-than-life que siempre han tenido los buenos de Hollywood. 
Espero que ante esta notificación de su nueva victoria como macho emblema, sólo sonría con todos los dientes y, como yo, confíe en los beneficios del mañana.


Se ha zampado a sus competidores - ha ganado por un margen de diferencia aún mayor que el año pasado -,  pero espero que no le importe subirse al podio con la medalla de plata, que recae en el encantador Matt Bomer y, con la medalla de bronce, el exquisito Idris Elba. Con Idris, no hará falta andarse con presentaciones, porque ya coincidieron en taquillero desatino androide.
Ahora le coloco la corona de laurel, mientras le recomiendo que siga usted tan guapo, que se quite la camiseta siempre que pueda y quién sabe: dicen que no hay dos sin tres. Quizá me vea blogueando por enésima vez sobre sus huesos dentro de doce meses.


Hasta entonces, enhorabuena por estos y otros triunfos y ¡feliz año, Fassbender!

2 comentarios:

  1. Este maromo se lo merece por lo bien que trabaja y su infalible sonrisa tiburón. En Shame estuvo soberbio y mereció ser nominado al Oscar.
    Saludossss

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  2. Estoy sin palabras.Exijo un post de este hombre mínimo una vez al año.Saludos

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