miércoles, 16 de enero de 2013

Dulce Pájaro de Soledad


Llueve, doctor. 
La lluvia debe ser la idea más romántica que ha tenido la Naturaleza. La lluvia es melodrama en estado puro, créame. 
Cuando se termina, los pájaros empiezan a piar. Han sobrevivido. Están a salvo y se comunican entre ellos, todos a la vez, para celebrar que siguen vivos. 
Para un pájaro, cantar después de la lluvia será el modo de sentirse menos solo. 

 
¿Podría subir un poco la calefacción, doctor? Hace frío aquí dentro. ¿No? Será cosa mía...
Pobres pájaros. Recuerdo la azotea de casa de mi abuela. 
Ella tendía la ropa y yo tendria unos cinco años. Veía las bandadas en el cielo, volando de un lado a otro, una y otra vez, impulsados por las corrientes del viento. 
Yo levantaba un cepillo y corría por la azotea, siguiendo el vuelo, como si el cepillo fuera a barrerlos. En realidad, creo que los estaba imitando. Quería ser ellos, estar con ellos, allá arriba en el cielo...
Es irónico. Leemos todos los días a los actores, a las celebridades, a la gente que ha luchado y sobrevivido pronunciar esos discursos de agradecimiento y/o responder a esas entrevistas... Hablan de sus familiares, de sus amores, de sus compañeros, de sus amigos, siempre decisivos, siempre como sus apoyos indispensables. Pero nunca hablan de la soledad.
Parece que no han estado solos en la vida. Jamás dicen que han conseguido cosas a pesar de los demás. 
Porque la soledad es políticamente incorrecta y se entiende triste; creo que es el estado más infravalorado del ser humano. 
Todos estamos obligados a ser pájaros, cantando tras la lluvia, dando gracias a Dios y a todos sus amigos. ¿Alguno de esos pájaros se para a pensar que ha sobrevivido gracias a sus propias alas, a sus plumas, al hecho de que sus patas supieron agarrarse a la rama durante la tormenta? 
Me gustaría oír a alguien que dijera que ha sobrevivido porque siempre se tuvo a sí mismo. Que estuvo solo en muchas ocasiones y le gustó, porque sabía cuidarse, porque lo decidió o, simplemente, porque la vida lo llevó a ese estado. 


La gente se emociona con los cuentos de superación, esos relatos donde la gente que se enfrenta a su destino, pero a mí me parece curioso cómo, en muchas ocasiones, somos incapaces de librarnos de la vida que estaba reservada para nosotros. De lo que había escrito en nuestras cartas.
Un chico que me gustaba, allá cuando era adolescente, me dijo que tenía que estar preparado para estar solo. Qué imbécil era ese cantamañas. 
Yo ya sabía lo que era estar solo. Y lo sé ahora. Si es una enfermedad crónica, extiéndame una receta. Como es incorrecta, a veces me acompleja mi soledad, no le voy a engañar. 
Pero diríase que la he buscado muchas veces. Me he acostumbrado tanto a ella, que ahora es la soledad más ajetreada del mundo. A veces, no puedo quedar con la gente porque tengo citas importantes conmigo mismo. Supongo que mis aficiones y adicciones tampoco son muy proclives a la compañía.
Cada paso que doy en la vida, cada decisión que he tomado en los últimos tres años, ha sido para estar más solo. Sin pensarlo. Ha sido así.
Ahora puedo pasar tres semanas sin hablar con nadie - sin contar los dependientes de las tiendas, claro - y no me doy ni cuenta. 
Duele en ocasiones, es pesada en otras, pero es el tercer acto de esta tragedia griega que es la vida y mejor afrontarla, para que parezca menos tragedia. 
Nunca he llorado por mi soledad. Ni quiero quejarme hoy por ella. Sólo contarla.
¿No hay nadie en el mundo que sea para mí, que sea como yo? Oh, eso es una gran tontería. Por supuesto que lo hay. Y más de uno. Mucha gente es como yo.
Me comunico con ella a diario, pero la soledad no se rompe con amistades, ni siquiera con compañía ocasional. 
La soledad es una tendencia para ciertos individuos. Es hacia donde vamos, quizá también hacia donde queremos ir.


Estoy solo ahora, mientras le cuento esto, doctor.
Usted mira y, a veces, escribe, sabiendo que hablando solo es cuando se piensa - Dios, no se para de pensar -, cuando se averigua el porqué de todo. 
Solo es cuando se escribe, solo es cuando uno se conoce bien, solo es cuando se añora la compañía.
Sí, la soledad está infravalorada, como también está infravalorada la compañía. No valoramos nuestros estados, sólo lo despreciamos por desear lo contrario. Pero, ¿qué le voy a contar, doctor? Esta consulta está construida gracias a tantas insatisfacciones humanas...


Ha parado de llover. ¿Los oye, doctor? Quizá ahora remonten el vuelo. Todos juntos, en bandada. Y yo haría como si tuviese cinco años. Seguir su vuelo, corriendo, intentando tocarlos, saludándolos a lo lejos, desde el suelo, sin atreverme a volar. 
A pesar de todo lo que he dicho hoy, doctor, me pregunto más de una vez si será tarde para cambiar este tercer acto y llevarle la contraria al destino. 
Y, de paso, también llevarme la contraria a mí mismo. En esto último, se dice que soy reconocido experto. 
No debe ser tan difícil... Hasta parece un buen día para preparar las alas.

5 comentarios:

  1. Maravilloso Jos.

    Y llega en un día clave en mi vida.

    Gracias

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  2. Muy parecida mi situación actual, tampoco me quejo pues me gusta cómo estoy.

    Saludos...

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  3. Gran entrada, realmente adoro esta sección. Muy emotiva, de esas que están tan bien escritas que cualquier minimo detalle te refleja. Es natural.

    Un abrazo^^

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  4. "La lluvia debe ser la idea más romántica que ha tenido la Naturaleza" Me encantó esta frase, mira que escribes cosas hermosas, pero la sencillez de esta idea me atrapó, todo el contenido de la entrada es hermoso, melancolía...

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  5. Buenas, me ha tocado tu post. La lluvia, la superación y la soledad me llevan a diferentes etapas de mi vida y ahora se mezclan con la crisis, las inseguridades, las pérdidas y verdades que duelen. Me encantó leerte.
    Salu2

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