viernes, 5 de abril de 2013

"Uno De Los Nuestros" (Goodfellas)


El más grande cineasta vivo se llama Martin Scorsese, un estatus que el director demuestra hasta en sus peores empeños.
El problema real no es ni nunca ha sido Scorsese, cuyo virtuosismo y compromiso cinematográfico permanecen intactos, sino la variable calidad de los libretos a los que se enfrenta. En menos ocasiones de las deseadas, ha encontrado el querido Martin un guión a la altura de su talento y adecuado a su estilo. 
Entre esas contadas oportunidades, está "Goodfellas" (Uno de los Nuestros).

Lorraine Bracco y Ray Liotta

Co-escrita con Nicholas Pileggi, "Goodfellas" se cuenta como un ABC del gangsterismo, dentro de una mirada desveladora, realista e incisiva, que va más allá de lo conseguido por Coppola en la saga de "El Padrino". 
Si ésta contaba la criminalidad organizada como un asunto familiar, "Goodfellas" la establece como una historia de vida, protagonizada por unos seres que entienden el gangsterismo como una manera de crecer, de despertar al mundo, de dinamizar las comunidades.
La película comienza con la frase precisa. El protagonista asegura: "Desde que recuerdo, toda mi vida he querido ser un gángster".

Joe Pesci, Ray Liotta y Robert DeNiro

"Goodfellas", con su sofisticada, serpenteante narrativa, nos lleva por todos los rincones de la historia de Henry Hill - gángster en la vida real, que se confesó entusiasmado de verse contado en pantalla - y se inmiscuye en lo que adorna y condimenta la existencia de los criminales mafiosos. 
Como fachada, su fascinación por la riqueza y la demostración constante de ésta, a través del "más, mejor", y la consecuente creación de un kitsch norteamericano, desde los insensatos cochazos hasta los volúmetricos peinados de sus esposas.

Lorraine Bracco como Karen

Irrumpen las mujeres de la mafia, alineadas, decadentes, decaídas, turbias consentidoras. 
La esposa de Hill  - interpretada magníficamente por Lorraine Bracco - destapa otro pequeño sucio secreto: los gángsters erotizan, por la sensación de poder y protección, por ese despliegue de la machoalfalidad en la vida cotidiana. 
Para ellos, el gangsterismo es tener la polla a la altura de las armas que portan, es evitar la cárcel o vivir en ella como si fuera un descanso de la vida familiar. El gangsterismo es una cuestión de listeza, de oportunidad, es lo que deben hacer para ser hombres y triunfar en la vida.
Los restaurantes se pliegan a sus exigencias, todos los temen, todos los respetan y la violencia estalla cuando alguien los contesta o los mira mal. 
Así es el personaje de Johnny (oscarizado Joe Pesci), ese incontrolable enano, cuya mequetrefidad cómica se contrapone a su cinismo helador.

Joe Pesci como Tommy DeVito

La muerte es la coordenada donde operan todos los seres de "Goodfellas" y también es su modo de gestionarse. 
Cunde la desesperación y la pérdida continua de papeles. 
Y, como ya expresaba Scorsese en "Malas Calles", la férrea pertenencia a un grupo y las lealtades se desvanecen en el momento en que la supervivencia entra en juego.

Ray Liotta y Debi Mazar

"Goodfellas" deshace el "sueño americano" en esta historia que va de la riqueza a los harapos, relatando la ironía inherente de crecer mucho y no aprender nada. 
Y no es sólo un cuento de gángsters que hacen planes perfectos, se ponen trampas y se destruyen a dentelladas. 


También es una radiografía de la propia Historia americana, contada desde la idílica postal de los años cincuenta, donde todo parecía posible y se confiaba en la seguridad, hasta el delirio cocainómano de los ochenta, al ritmo de la frustración existencial de una generación que se creía omnipotente y se daba de bruces con la vaciedad de su materialismo y esa prisión que representa el barrio residencial.

Ray Liotta como Henry Hill

"Goodfellas" es una película tan inagotable de significados como suntuosa es la experiencia cinematográfica que otorga, contada y realizada desde lo mejor de Scorsese. 
Éste se permite exhibir su flair en muchas ocasiones. Ahí está el famoso plano-secuencia donde Henry y Karen entran en el Copacabana; la cámara los sigue desde la entrada hasta que se sientan en una mesa especialmente dispuesta para ellos. 
Pero, siendo una obra tan scorsesiana, es también uno de los títulos donde el director apuesta por el contenido y contiene su estilo para no comprometer el nervio de lo contado. 
Por ese equilibrio, "Goodfellas" suele considerarse su obra maestra.


"Goodfellas", violenta y ácida, es también intensamente devorable, adictiva desde su primera secuencia, bella hasta cuando retrata la fealdad estética y moral de sus personajes y, en ocasiones, muy graciosa.
Ahí está la escena en casa de la madre de Johnny - incorporada por la impagable Catherine Scorsese - donde ellos se toman un tiempo para cenar y ver los cuadros de la mamá, mientras guardan un cadáver en el maletero del coche, pendiente de ser enterrado.


David Chase señaló esa negrísima secuencia como leit-motiv de su serie "Los Soprano", la hija más indiscutible de "Goodfellas", de quien Chase tomaría prestado sensaciones, argumentos, hallazgos, ironías y a más de un reconocible actor. 
El paso de los "chicos listos" por la televisión parece no terminar y, durante el pasado 2012, saltaba la noticia de que la AMC tiene sobre la mesa una versión catódica de esta película.


Mientras esperamos con intriga, no se necesita excusa para revisar "Goodfellas" que, estrenada en 1990, anunciaba una década cinematográfica más prometedora de lo que finalmente fue.
Aún así, la influencia de "Goodfellas" es incontestable. De hecho, muchos cineastas y showrunners de la actualidad demuestran una y otra vez que se la han aprendido de memoria.


Como las obras maestras, "Goodfellas" consigue aunar excitación, entretenimiento, desmitificación y verdad. 
Y el secreto de la perfecta aleación se dice desconocido hasta para sus creadores.

1 comentario:

  1. Grandes verdades. Ray Liotta aún debe de estar preguntándose dónde está el estrellato al que parecía destinado.

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