El más joven y talentoso de los Jonas Brothers ha ocupado tanta actividad e imágenes en las redes sociales de los últimos dos años que estaba empezando a detestarlo con todo mi corazón, desde esa insistencia del mundo contemporáneo en meter las celebrities por los ojos hasta que no queden defensas y se termine por adorarlas.
Además, me parecía muy oportunista que se pusiera de "aliado hetero" de los homosexuales para favorecerse un nuevo y más adulto público de aquel que tenía cuando llevaba la pulsera de castidad y nombraba a Jesús cada vez que hablaba.
Pero hete aquí que, en vez de verlo, me ha dado por mirarlo y, sobre todo, oírlo. Puse el vídeo de "Jealous", single de su primer disco en solitario, y el chico es guapísimo hasta decir basta, por no hablar de esa dúctil voz negra, desaprovechada un tanto en melodías comerciales.
Al final, han podido conmigo y me encanta Nick Jonas.
Sólo tiene veintidós años, pero pega fuerte, se está poniendo cachas por la bella tendencia de estar un poco más bueno cada día y, además, deja ver el palmito actoral en la serie de boxeadores sin camiseta "Kingdom", que ya estamos tardando en recuperar.
Sólo tiene veintidós años, pero pega fuerte, se está poniendo cachas por la bella tendencia de estar un poco más bueno cada día y, además, deja ver el palmito actoral en la serie de boxeadores sin camiseta "Kingdom", que ya estamos tardando en recuperar.
Con esa besable boquita y esa cara entre tontín y pícaro, cual Ben Affleck joven y mejorado, digo sí a Nick Jonas y cito como testigo a mi Spotify, que no para de reproducir "Jealous" en bucle.