Mostrando entradas con la etiqueta The Avengers. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta The Avengers. Mostrar todas las entradas

lunes, 13 de enero de 2014

Chris Hemsworth


Maromo nivel castillo, este rubio australiano de más de metro noventa es identificado como el cuerpo más envidiado de Hollywood, título que sólo Joe Manganiello podría disputar.
Hay que verlo para creerlo. Si ya había buen material originario de Melbourne, quedó esculpirlo a base de músculos para incorporar a Thor, la deidad del martillo según Marvel.
Papel con el que debutó como protagonista en el cine norteamericano y por el que Hemsworth es ahora conocido en el mundo entero.


Cuando apareció el caballero luciendo flamante cuerpazo en cierta Comic-Con, hasta el mismísimo Chris Evans parecía Torrebruno al lado. 
Y aunque los resultados finales de "Thor" fueron cosa infantiloide, Hemsworth demostró que, además, era un tipo muy simpático, haciendo que el enésimo blockbuster de superhéroe salvando al mundo arrancara algún sentimiento en nuestras plateas. 
No quedó duda de que Chris era el adorable grandullón del que colgar del cuello y llenar de besos.


Sinceramente, aunque siempre he visto a Chris Hemsworth como un chico muy buenorro, nunca le he prestado mucha atención. 
Ni siquiera me había preocupado de ver "Thor" hasta hace muy poco, a tenor de las pésimas críticas que leía. 


Además, aunque enseña unos brazos y unas axilas de infarto y muy señor mío, Chris no sale demasiado favorecido en "Thor", con ese peinado y ese pelo de color tan artificialmente amarillo. 
Es lo mismo que su tocayo Evans como Capitán América; sí, está bueno, pero ni la mitad de lo que está en otras películas.


Mi nuevo interés por Chris Hemsworth ha nacido por una película mucho más interesante llamada "Rush", donde aparece hiperguapísimo y, oh, milagro, demuestra que puede actuar y muy bien. 


Ha sido doble sorpresa, porque también es raro que un título de Ron Howard me atrape y satisfaga.
"Rush" lo hace desde el principio, con su absorbente crónica de la rivalidad verdadera entre James Hunt y Niki Lauda, los dos campeones de la Fórmula 1 durante los años setenta.


Será por el personaje canalla, picante, fiestero y siempre sonriente, será por las escenas donde sale descamisado y con el culo al aire, será porque la película es una delicia; yo me he quedado perdidamente enamorado de Hemsworth y deseo verlo en más y mejores ocasiones.


Si no ha quedado clara la idea, la repito. 


Natalie Dormer, a por el oro.
Ya antes del estreno de "Thor", Chris despertó el interés de los medios por su romance, boda y felicidad con la actriz patria Elsa Pataky, reina de corazones que se asienta con semejante armario de rubiazo y ahora anda embarazada de retoño Hemsworth por segunda vez, tal y como anunciaron el pasado noviembre.


Me pregunto si Elsa tuvo remembranza de su tan lejano novio Fonsi Nieto cuando ha visto a su marido en "Rush" vestido de piloto de carreras. 
Probablemente, ni se acuerde; este Chris mata a todo lo anterior, a golpe de martillo o sin él.


Entre el vozarrón, los pectorales, el melenón, los ojos azules y esa pinta de camionero salido de una fantasía porno gay, hoy digo sí a Chris Hemsworth y mañana también.
Me parece justa reivindicación de los hombres estilo vikingo, toda una debilidad para propios y extraños.


Él, de momento, parece que alternará la repetición de sus personajes más taquilleros con desafíos del nivel de "Rush" y, de hecho, ha vuelto a firmar con Ron Howard para "In The Heart Of The Sea".


Chris Hemsworth se interna en aguas favorables y yo voy reservando billete para Australia, porque es de preguntarse seriamente qué hacemos aquí todavía.
¿Qué les darán de desayuno a estos muchachos en ese país?

jueves, 28 de febrero de 2013

Chris Evans


Hablemos de talento y digamos hoy la obviedad de que Chris Evans es un actor pésimo. Seamos precisos y aseguremos que llamarlo actor es demasiado.
No hay nada malo en Chris, excepto que no representa nada y, en todo lo que a él concierne, reside gran parte de la inexpresividad del cine norteamericano comercial.
Como comentábamos a propósito de Bradley Cooper, Chris es cara y envés del nuevo Hollywood: no se puede estar más bueno y tampoco se puede significar menos.
Son todos estrellas enanas.


Chris consigue sus mejores éxitos, vestido de súperheroe y todo músculo, en mallas y sin ellas. Y, oh, es imposible odiarlo, tan simpático, tan frecuentemente shirtless
Al final, por inofensivo, Chris tiene todo el encanto que nunca tuvo ningún gran actor y despliega el relax que no conoció casi ningún otro guapo tontín. 
Su público, harto de palomitas y ávido de verlo saltar por rascacielos, camas y cordilleras nevadas, no rechista.


Porque Chris Evans es, ante todo, uno de los hombres más insultantemente sexys de los tiempos recientes. 
Su carrera no se dice muy apasionante, pero el rol de Capitán América planea mantenerlo ocupado durante mucho tiempo; lo veremos en próximas secuelas tanto de "Los Vengadores" como de la franquicia de Stan Lee que protagoniza en exclusiva.


También lo cazamos en los últimos Oscars, junto a sus compañeros de reparto en "The Avengers" y, aunque siga siendo nada más - y nada menos - que Chris Evans, es un placer tropezárselo.


Su hermano Scott también es actor y, además, abiertamente gay.
Chris lo apoya tantísimo y tan públicamente, que se ha convertido inesperadamente en defensor de nuestros derechos. 
Como Ben Cohen, Evans es el jock amable. Es decir, un puto sueño de maromo.


Como jock de pies a cabeza, con esa carita entre sabelotodo y súpercapullo y ese cuerpo para agarrar abanico, Chris le dedica ahora todos los besos de esos exquisitos labios a Minka Kelly. 
Para quien no conozca a Minka, informemos que era la cheerleader de "Friday Night Lights", por lo que tendremos ahora claro que no había novia más ideal para Evans en todo Hollywood.


Además de capitaneando América para las pantallas más estrenduosas, a Chris se le puede ver, de vez en cuando, en algún que otro indie. 
Nada demasiado noticiable, pero sí está él, merece la pena echar un ojo por si se descamisa, enseña el culo o simplemente se queda mirando a un punto fijo, con esa belleza embobada que sólo disfrutan los guapos de verdad.


Y quién sabe. El día menos pensado, Weinstein lo coloca como protagonista de una comedia de esas de gente loca, que grita mucho, bailotea y se enamora, y en próximos premios, vemos a Chris acudiendo como esperanzado nominado y no sólo como óptimo florero.
Cosas más raras se han visto.


En fin, no nos podemos quejar. Hasta cuando Hollywood es pésimo, nos alegra la vista y nos entrega a este elemento. 

 
Demasiado para mi pobre corazoncito.