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viernes, 15 de febrero de 2013

"El Grupo"


Entre la larga y fructífera trayectoria de Sidney Lumet, todo buen cinéfilo tiende a toparse con algún título que no ha recibido la atención merecida. 
Uno de ellos es "El Grupo".
En su estreno en 1966, esta película venía a apuntarse a la moda de las adaptaciones high-profile de los llamados "libros sucios", o aquellos best-sellers que abordaban tabúes y sonrojaban a las lectoras a las que estaban destinados. 
Dentro de esa corriente, Hollywood se atrevió con novelas tan vendidas y maldecidas como "El Valle de Las Muñecas", "The Carpetbaggers" o "The Best Of Everything"; los resultados fueron tan kitsch como para evidenciar el desfase generacional de la vieja industria en los años sesenta.


"El Grupo", según la novela homónima de Mary McCarthy, es una rareza entre ellas, porque es realmente buena. 
Hoy no sólo funciona como cápsula de su tiempo, sino también como un refinado retrato grupal, entre la saga melodramática y la intuitiva descripción de maneras. 
Es una película de chicas que mata a todas las películas de chicas, quizá porque contaba con un director potente y con un original literario más digno que las demás novelas de moda por entonces.

Richard Mulligan y Joan Hackett

Ambientada en los años de la Depresión, las protagonistas son seis nenas de clase media alta, amigas desde la Universidad. 
El poliédrico relato abarca desde que se graduán hasta que acuden al funeral de una de ellas; en medio, la vida y sus imitaciones. 
Se narra todo a lo que deben enfrentarse las mujeres, con sus previsiones de futuro y sus decepciones del presente. 
Éstas las minan e incluso las destruyen, pero no pararán de luchar por sus marcadas personalidades y su noción de la felicidad hasta el último momento.
Y en todos los años de amistad, siguen llamándose por sus diminutivos, como si, al hacerse mujeres, debieran seguir siendo niñas para conservar la cordura.


"El Grupo", aunque situada en la década de los treinta, es una película preocupada e impregnada de la revolución sexual vivida en su época de estreno. El sexo y el género son sus motores; de manera pionera, se acercaba a las relaciones preconyugales, la contracepción, el adulterio, la frigidez, la asexualidad y, notoriamente, el lesbianismo. 
"El Grupo" es uno de esos títulos que dieron el golpe de gracia a los códigos censores del cine norteamericano.

A la dcha., Candice Bergen

Pero, además de la cobertura sexual, en "El Grupo" se intuyen otras preocupaciones sesenteras. Ahí está la obsesión pacifista de Kay por la invasión nazi, subterfugio extemporáneo para simbolizar la creciente ansiedad por el fragor de Vietnam. 

Joanna Pettet y Larry Hagman

"El Grupo" cuenta el sexo y la ciudad a través de la existencia de sus seis niñas ricas, pero centra su atención en las más interesantes y cambia continuamente el foco de interés a lo largo de su generosa, pero nunca agotadora, duración.
El trabajo de adaptación optó así por una estructura en círculos concéntricos. La película se detiene en la vivencia de una de las chicas cuando necesita hacerlo, aunque continúa veloz. Como la definió Pauline Kael, "El Grupo" es una película ajetreada. 
Tiene mucho material encima y lo despacha de una manera impecable.


Aunque las películas de Lumet suelen ser distintas entre sí en apariencia, recogen temas similares y, en ese sentido, "El Grupo" es muy lumetiana. 
El individuo frente al mundo y sus conflictivas relaciones con un clan o una familia son argumentación esencial, mientras la atención al detalle, al actor y sus sentimientos serían las constantes estilísticas del cine del director que irrumpen también en esta historia de hembras.


El inacabable reparto luce hoy como un auténtico "who's who" de actores de culto. 
Desde los que se harían súperpopulares en televisión - Candice Bergen, Larry Hagman, Richard Mulligan - hasta las trágicas efímeras - Joan Hackett, Elizabeth Hartman -, pasando por indispensables secundarias como Shirley Knight o Jessica Walter.

Jessica Walter

A pesar de contar con el morbo y el éxito de la novela, "El Grupo" decepcionó comercialmente en 1966. 
Su iniciático y franco tratamiento de asuntos polémicos la hicieron recuperable con los años, además de significar parada indispensable para los fans de Candice Bergen. Al fin y al cabo, fue su debut cinematográfico y nada menos que interpretando a una lesbiana.
Además, se cuenta que el encargo original de Candace Bushnell, escritora de "Sex And The City", fue realizar una novela similar a "El Grupo", rastreando la pervivencia de modos, maneras y padeceres de las mujeres en el cambio de siglo.


Sin embargo, "El Grupo" sigue siendo una gran desconocida, una realidad más lamentable cuando se observa y dilucida su calidad como película.
El hecho de haber estado descatalogada durante décadas puede ser la respuesta, pero la solución ha venido dada por su milagrosa edición en DVD.
Recuperar a estas marchosas chicas ya es obligación inexcusable.


"El Grupo" tiene todo lo jugoso de estas historias: dolores femeninos, bitchiness, internamientos en manicomios, fatales caídas por la ventana y apoteósicos estilismos. 
Y, como pocas veces, lo trata con dignidad, mordacidad e inteligencia.

lunes, 6 de agosto de 2012

I Love "Archer"


En un año donde afronto una grave sequía de buenos descubrimientos catódicos, me topo, como excepción, con una sorpresa llamada "Archer".
Se trata de una de esas joyas televisivas que la cadena por cable FX ha preferido esconder, al calor exclusivo y fiel del llamado seguimiento de culto.
Como serie de animación, quizá sea la más distinguida que se emite actualmente, en un podio donde se incluiría también la inmarchitable, siempre resucitable "Futurama". 
Para servidor, "Archer" es, además, lo mejor que ha visto y disfrutado por lo que respecta a series norteamericanas en lo que llevamos de año.


En "Archer", se impone la imprevisión desde su primerísima secuencia. 
El protagonista es un espía aparentemente secuestrado por el enemigo, para enseguida enterarnos de que vemos sólo una prueba de resistencia, comandada por su jefa. 

"Sterling Archer. Nombre en clave: Duquesa".

¿Dónde estamos? ¿En qué época? ¿Por dónde van los tiros? ¿Quién es ese guapo espía que habla y se comporta como un perfecto capullo? ¿Su jefa es su madre?
Los creadores han definido a la perfección en qué consiste "Archer": es el término medio entre una entrega de "James Bond" y un episodio de "Arrested Development". 


Así, se parodian los clichés narrativos y estéticos de las aventuras de espionaje - esos villanos rusos, esas mujeres pechugonas y poco fiables, esas bombas a punto de explotar-, mientras ISIS, la muy secreta agencia gubernamental, concentra todas las caras de la disfuncionalidad.

Los inefables trabajadores de ISIS

La jerarca de ISIS es Malory Archer, madre terrible del protagonista, que funciona como una holgazana, marullera y borracha socialité, más preocupada en ganar dinero y pasárselo bien a costa del Estado que en cumplir con la seguridad de la patria. 

No se bromea con Malory

Tiene a su cargo a una panda temible de funcionarios y brazos armados. 
A pesar de todo, éstos últimos llegan a completar sus peligrosas misiones con éxito en más de una ocasión. 
Bordean el desastre a cada momento, apuestan por la suerte siempre e improvisan en última instancia. Me suena definitivamente a actualidad.
"Archer" se ríe de cómo llegamos a ganar desde nuestra incompetencia.

Sterling y Lana, tensión sexual, reproches y mucha acción

Sterling, el protagonista, representa las dos vertientes de la serie. 
Por un lado, es un espía eficaz y muy cañero; por otro, un snob que no se entera de nada y un machista superficial, con media neurona en funcionamiento y una alarmante tendencia a revelar sus tapaderas en plena juerga putera.

"Duh and/or Hello?"

"Archer" explota el disparate, a través de la comicidad estrambótica, y lo hace en un espacio temporal inconcreto, voluntariamente sin definir. 
En ello, residen tanto su iconoclastia como su originalidad. 
El dibujo, los decorados y las tramas hacen pensar en unos años 60 atenazados por la Guerra Fría, pero los diálogos y el espíritu son inequívocamente propios de estos tiempos de desastre económico y moral.


Así, el personaje de Sterling podría verse como una versión humorosa del Don Draper de "Mad Men"; un señor de aspecto impecable, pero, ante todo, un veleta incorregible. 
Pero también Sterling es ese inconsciente contemporáneo, acostumbrado a un lujoso nivel de vida, a los mimos de su mamá, a no ver más allá de sus narices.
Y, con todo, este pieza de Archer todavía resulta sexy y entrañable. 
Lo sexy, por lo bueno que está el dibujo. Lo entrañable, por la voz que le brinda el estupendo H. Jon Benjamin.

¡Ñam!

A lo largo de las tres temporadas emitidas desde su estreno en 2009, "Archer" va escalando en potencia y estatura, a medida que sus escenarios desafían la imaginación, volando desde Moscú hasta los Mares del Sur, con parada en Marte.
Se beneficia de esa libertad que da la animación para inventarse lo que sea y trasladar a los personajes donde lleve la gana del guionista.


La escritura de "Archer" es impecable, desarrollando con elegancia todos sus niveles de comicidad. 
Es de esas pocas comedias donde no existe un chiste malo. Si "Archer" te seduce, es probable que, como yo, acabes rodando de la risa en más de una ocasión.
La admiración de los creadores por "Arrested Development" no se ha concretado sólo en ese humor socarrón y un tanto cabronazo, sino en la participación recurrente de actores de tan añorada serie.

Jessica Walter

Malory Archer no es más que una versión animada de Lucille Bluth, y ahí está la voz de la incomparable Jessica Walter para ratificarlo. 
"Archer" también cuenta con el doblaje de Judy Greer y, como intervenciones puntuales, de Jeffrey Tambor y David Cross; todos actores de "Arrested Development", serie cuyo regreso, a través de Netflix, ya se fija para 2013.
Por su parte, FX ha anunciado el próximo enero como mes de estreno para una cuarta temporada de "Archer", por lo que ambas series convivirán felizmente para todos los devotos de la comedia más sangrante y visionaria.


 Yo no puedo esperar más. ¡La amo!