miércoles, 5 de junio de 2013

A Propósito de Junio


Existe una película que habrás visto, con toda probabilidad, llamada "Siete Novias Para Siete Hermanos". 
Con la misma probabilidad, la amas más de lo que te atreves a confesar. 
Oh, pero seguro que sí lo confiesas sin ninguna clase de pudor, porque vivimos nada menos que en la era de los placeres culpables.
La película es una cosa loca. Un musical en el Oeste pionero, con Howard Keel y Jane Powell ofreciendo sus sonrisas de óxido nitroso y sus canoros gorgoritos, porteados por siete hermanos pelirrojos bailarines y de camisas de diferente color.
El momento cumbre de semejante montaña de azúcar llega cuando las siete novias secuestradas, bajo severo síndrome de Estocolmo, empiezan a añorar la primavera, la estación en la que esperan casarse con los mismos garrulos que las han raptado.
En camisón y corsé, las siete se lanzan a "June Bride", el número musical que mata a todos los números musicales, simplemente por el apotéosico grado de desvergüenza hollywoodiense. 


Ellas, caricursis, mueven las manos al unísono, dan vueltas y entonan líneas como: "Dicen que si te casas en junio, serás una novia para toda la vida".
El espectador está en su derecho de sentirse ofendido y tirarle siete tomates a la pantalla, pero, por algún incierto motivo, "Siete Novias Para Siete Hermanos" es imposible de odiar por cualquiera que se declare persona feliz. 
Como muchos musicales, lo apropiado es descerebrar y dejarse llevar. Y habla a la perfección del Hollywood de entonces, ese que debía tener un secreto para conseguir maravillas con esos materiales.
Lo mejor de "June Bride" es el reprise, cuando la esperanza de que llegue el deshielo que las mantiene aisladas se cuenta a través del paso de las estaciones y los meses.
Las novias cantan, mientras recogen leña, barren el porche o esperan sentadas entre el aburrimiento de sus virginidades. 


Es una gran secuencia, por cómo está contada la paciencia humana de una manera tan sencilla. Nuestros sueños aplazados ante la simple realidad. 
La canción termina de manera perfecta. "Y cuando estás a punto de olvidarlo todo, de repente, un día, llega la primavera". 
El sol entra en la habitación, y las novias corren a por los pelirrojos de camisas de colores.
Las gentes repiten que el tiempo es valioso, pero gran parte de nuestras vidas esperamos que pase. Deseamos que llegue el fin de mes, el momento de conocernos, las vacaciones, el instante de abrir los regalos, el nacimiento de nuestros hijos. 
Esperar, esperar. Repiten que el tiempo es valioso, pero, como las novias, esperamos.
Para ellas, lo importante era junio. Para nosotros, el terror es junio. Porque, en estos tiempos, más que esperar el deshielo, lo apropiado es temerlo. El tiempo pasa demasiado rápido, incluso aunque estés en la mecedora. Un día, de repente, son los idus de junio.
En serio, ¿junio ya? ¿Qué demonios ha pasado en este 2013? Nada, narices, nada.


Mis amigos me preguntan:
- ¿Qué tal, Josito? Cuéntame novedades.
Y yo me pregunto si las novedades podrán ser cosas como:
- Sí, muy bien, he escrito muchos posts, hago ejercicio y he vuelto a "ER". Fin.
¿Acaso las novedades son forzosamente cosas laborales o sentimentales? Todo eso que ahora está en flat line, como dirían los del County General. 
Sé bien que, aunque tuviera trabajo o pareja, las novedades a contar podrían ser las mismas. O incluso ninguna. No tendría tiempo ni para posts, ni para ejercicio, ni para "ER". Sólo rutinas. Voy a trabajar, vuelvo, paseo al perro, duermo.
Somos seres de inercias, días muertos y cosas que suceden cuando no se llaman. Esas "novedades" que nos contamos entre nosotros son más bien quejas. 
Nos pasamos los días deseando azares e interrupciones, como si nuestra vida se apuntara un tanto cada vez que nos descalabran la tranquilidad. 
¡Ay de los seres de la insatisfacción perpetua, que soñaron con la primavera y no supieron qué hacer con ella cuando llegó!


Junio, cinco meses de 2013. Qué novedades a contar. ¿Acaso hice lista de propósitos en Fin de Año? No recuerdo. 
Qué gran idea se me ha ocurrido. La gente suele hacer lista de propósitos en enero y derrumbarse en junio cuando entienden que no han cumplido ninguna. 
Para variar o curarme en salud, la haré hoy. No sé si me derrumbaré en diciembre, pero siempre he confiado en la bondad de las segundas mitades de los años. 
Son mis momentos decisivos desde que recuerdo.


Que no quede.

Lista de propósitos para los siete meses de 2013:

- Leer más. El propósito original de consumir menos series, cumplido relativamente el año pasado, ha encontrado su irónico giro: ahora veo más películas.
Lo último de Eugenides está ahí muerto de la risa. ¿En qué momento del día me lo leo? ¿Antes de qué capítulo? ¿Después de qué Hitchcock? ¿Con el destino de escribir qué post? Mi vida es tan aparatosa de un modo tan bobo....


- Escribir mejor. En relación con lo anterior.
Aumentar el léxico; estoy seguro de que existirán más palabras para mí que "éxito", "Hollywood", "maravilla" u "otorgar". ¿Esas nuevas palabras estarán en los libros?
También he de recordar el espíritu de los profesores pasados, ese que me recordará la vulgaridad de los adjetivos, los adverbios y los gerundios. Yo me rebelaré y los utilizaré a destajo.
¿Y la novela?, preguntará Lady Montez y mis devotos fans.

- Trazar un plan. En relación con la novela, a propósito de poner en uso la destreza personal.
El otro día, le dije a una amiga: "sólo estoy esperando a que se me caiga la manzana en la cabeza". Y ella me contestó, con mucha prestancia: "pues agita el árbol, coño".
Agitar el árbol, agitarlo todos los días. Más escribir, más leer, menos excusas.

- Ligar. En 2012, hubiese escrito "ligar mejor". Hoy, tristemente, ligar algo. Entre el Grindr y la crisis, los seductores clásicos estamos de capa caída. Esos bares medio vacíos, qué tragedia. 
En realidad, ni el amor ni el trabajo me traerían un 2013 a rememorar. Lo que está fallando es lo poco que estoy follando. No protagonizo las veleidosas historias de antes, esas que interrumpían la rutina. Aquello que merecía la pena y el pene, entre la vergüenza postrera y la desvergüenza eterna. Ligar algo, ligar ahora, ¿ligar cómo? Encontrar el modo, o reencontrarlo, quizá.


- Hacer nuevos amigos. De los de verdad. Gente con la que quedar, por la que salir de casa. Los amigos de Facebook están muy bien, pero seamos sinceros: it's just an imitation, an imitation of life.
Si otros tienen amigos de verdad y ligues de Internet, yo tengo ligues de verdad y amigos de Internet...
Estaría bien encontrar gente en similar situación de desorientación profesional y sería un sueño irrealizable que no hablen ni de "Mad Men" ni de "Game Of Thrones". Refrescante, sin duda.
Apunto este propósito, sí, con un subpropósito como anexo: "Volver a soportar a la gente".

- Despertar antes. Esos pajaritos de la mañana y con los ojos como platos. Nada nuevo, pero curiosamente más difícil de solventar con los años.
Dirán de los biorritmos y las vagancias; sé que si no hay nada urgente por lo que despertar antes, cuesta el doble hacerlo. 
No importa el horario elegido para vivir y, de hecho, suelo estar más inspirado de noche. La solución es aprovechar el tiempo. O dícese del Santo Grial de nuestras existencias.


- Menos Facebook. Miles de vagos soñaron con mil años y luego naciste tú, Facebook, amor mío.
Si me levanto antes, que no sea para pasar más tiempo con la mirada boba en ese muro de las lamentaciones.
Todo lo que vende - comunicación, fiesta pagana, información, sociedad - es justamente lo que roba. ¿Novedades, Josito? Preguntadle a Zuckerberg.

- No contraer la escarlatina. Este propósito es a propuesta - valga la redundancia - de nuestra amiga Ra, que entiende que este es el único que voy - y vamos - a cumplir.

- Casarse en junio de 2014. Este es el deseo de entre los propósitos. Dicen que si te casas en junio, serás una novia para toda la vida. Qué horror, ahora que lo pienso. ¿Quién quiere ser un virginal manojo de nervios por siempre? 
Estarán invitados mis amigos, pero los de verdad, los nuevos, tú no.


Despertar antes, esperar menos, agitar el árbol. Tampoco parece tan díficil. Aunque, mejor pensado, arrugaré esta lista de propósitos y la tiraré a la basura.
La vida no es un baile a proponer, es una danza a la que entregarse, donde los mejores pasos se improvisan y los grandes compañeros de baile se encuentran en el entretanto.
Y, cuando estás a punto de olvidarlo todo, un día, de repente, llega la primavera.

3 comentarios:

  1. Ay, los propósitos (sean de año nuevo o a mitad de año), cuánta culpabilidad y bajona pueden hacer sentir (en realidad lo de la escarlatina lo puse porque pensé erróneamente que ese fotograma de Siete novias para siete hermanos era de Mujercitas, y era un guiño a la degraciada Beth).

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  2. Sin propósitos de años nuevo por los cuales deprimirse, sólo tal vez leer más, gastar menos y hacer ejercicio.

    Me encandó lo de Facebook = Muro de las lamentaciones

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  3. Hola, Josito
    Me alegra saber que no soy la única que estoy a vueltas con la maldita primavera que viene y se va.
    Me haces reír y pensar... Uuuummm. Me gusta ja ja
    Besos,
    Milty

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