jueves, 25 de octubre de 2012

Allen Leech


La irresistible "Downton Abbey" se aproxima al fin de su tercera temporada, a falta de dos episodios que se emitirán en las próximas semanas, para luego regresar a golpe de capítulo especial en Navidad.
Irresistible serie, irregular temporada. El inicio parecía recuperar el plácido retrato de costumbres, maneras y amores de sus primeros tiempos, para repentinamente reinstaurar la cruel lacrimogenia vivida el año pasado. 
Como brutal cambio de tono, ha supuesto un paso en falso dentro de un drama que se presupone equilibrado y refinado.
Tal vez, "Downton Abbey" se revele más cautivadora que perfecta.


En cualquier caso, ha sido un placer reencontrarse con Allen Leech, por primera vez acreditado en el reparto principal de "Downton Abbey" y, en esta ocasión, sin el uniforme de chófer.
Leech interpreta a Tom Branson, el rebelde irlandés que pasó del servicio automovilístico de la mansión Grantham a convertirse en el marido de Lady Sybil.
La unión suscitó mucho escándalo, pero, finalmente, recibió la resignada aceptación de la familia, mientras presenciábamos la realización de una de las historias de amor clave de la serie.

Como Tom Branson en "Downton Abbey"

Branson es uno de esos personajes que dividen mucho a los seguidores de "Downton Abbey".
¿Es testarudo o apasionado? ¿Rebosante de legitimidad o simplemente pesado? Como la propia serie, podríamos decir que resulta más cautivador que perfecto. 


Tal y como es Allen Leech, el actor que lo interpreta, tan rubio, de cara redondita, ojos azules y mirada asimétrica; una monada irlandesa a la que ya habíamos echado el lazo en otras series de época. 
Entre Irlanda y Gran Bretaña, se ha desarrollado lo más importante de su carrera, comenzada ésta a los ocho años de edad para, ahora, a los treinta y uno, recibir un definitivo espaldarazo gracias a su aparición en "Downton Abbey".


En el camino, se pudo verlo y descubrirlo en los ambiciosos terrenos de la HBO, cuando la cadena norteamericana atacaba con aquella monumental "Roma". En el empeño, Leech fue un Agripa muy sexy. 
En otro exposé historicista, Allen intervino en un par de episodios incorporando a uno de los amantes malditos de Catherine Howard; la ocasión se llamaba, por supuesto, "Los Tudor".

En "Los Tudor"

Pero ha sido el éxito internacional de la hermosa y adictiva serie de Julian Fellowes el mayor momento de lucimiento. Y la confianza de los productores para instaurarlo como personaje fijo habla por sí misma.
Sólo hay que ver cómo las opiniones políticas, interclasistas y religiosas de Tom Branson están entreteniendo muchas cenas de los Crawley durante este año.

Recibiendo el apoyo de Lady Mary en "Downton Abbey"

El futuro del personaje, que no ha dejado el pañuelo quieto en los dos últimos episodios, se decidirá en esta recta final de la temporada.


Por mi parte, espero fervientemente que Allen Leech y su Branson continúen, porque su personaje da mucho juego y, además, es uno de esos caballeros que están mejor cuanto más los miro. 
Es lo que se llama un maromo inadvertido, de los que hay que descubrir.


Si puedo pedir más, pediría que, cuando aplaque su tristeza, Tom Branson se descamise junto a algún lago y haga arder de deseo a otra hermana Crawley. Todo para terminar de colmar nuestros instintos de heroínas de novela rosa, en cuanto a cuota de chóferes rebeldes se trata.
Pero bien sabemos que Julian Fellowes es un señor muy fino y en "Downton", nadie enseña carne. Mucha convulsión preeclámpsica, pero de momentos shirtless, nada.


En cualquier caso, su escena en pijama, sus ojos lacrimosos, tan brillantes, y sus entradas en flamante smoking han sido billete inmediato para un jueves maromial. 


Pese a que Leech lleva desde niño en la profesión, podría decirse que, con él, todo acaba de comenzar. 
Por lo que a mí respecta, no pienso perderle la pista ni un segundo.

1 comentario:

  1. Me he tenido que reír con lo de "mucha convulsión preeclámpsica"... Es que son de un soso que tira para atrás. Yo también voto por el descamise junto a un lago y que haga morirse del gusto a la solterona.

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