lunes, 9 de junio de 2014

James McAvoy


En un mundo que se prefiere deprisa, lo apropiado es capturar la imaginación del público de manera inmediata. Y, así, todos quieren a James McAvoy. 
Sólo hace falta una mirada a su cara para que se despierte en el ojo ajena una simpatía tan instántanea como duradera. 
Es el everybody's favorite, incluso entre los que aún no son capaces de recordar su nombre.


Cuando se le ha visto hace pocos días en un partido benéfico jugando a fútbol, creo que me acercé a la solución del enigma detrás de su encanto. "James McAvoy es el niño del que te enamoraste cuando estabas en la escuela", pensé. 


Quizá por lo pequeño - no tanto, mide un metro setenta, pero sí en comparación con las torres masculinas que gusta mostrar el cine - o por ese físico aniñado, sin pretensiones, a quien confiar cualquier cosa imaginable.
Los fans del adorable McAvoy, que son legión creciente desde mediados de la década pasada, se congratularán con la ascensión a los cielos hollywoodienses que está protagonizando James en estos momentos. 
Sin prisa, porque el estrellato de pega y el boato de las premieres no están en su lista de deseos, pero con la marcha bien puesta. 
La suerte ha sido destacar en blockbusters, mientras se trabajaba laboriosamente una reputación como actor serio en segundas y buenas filas. James McAvoy elige con cuidado, pisa con fuerza.


Recordemos 2006 como piedra de toque.
Si las mejores críticas se las llevaba por "El Último Rey de Escocia", yo lo descubría deslumbrante y trágico en la excelente "Expiación", que confirmaba su inevitable andar por los dramas de época.

Como Robbie Turner en "Expiación"

Siempre gusta y generalmente encanta, incluso a pesar del empeño. 
Ahí estaba con Hugh Jackman y Michael Fassbender en el programa de Graham Norton, bailando "Blurred Lines" y co-protagonizando una entrevista que vendía una falsa camaradería y una aún más falsa alegría de hacer el tonto en televisión.
La cara de paripé de McAvoy, confeso detractor de estos fastos promocionales, ha sido de premio. 


Si Hugh es el plato más suculento que se me ocurre y Fassy crea obsesión, mi corazón hablaría al final y siempre diría McAvoy. Es el atributo de lo especial, con quien iniciar un noviazgo épico y morir juntos a los ochenta años sin apartarnos la mirada. Promesa de romanticismo en metro setenta. 


Se citaba en la entrevista del susodicho trío calavera que, a diferencia de Hugh y Michael, a James lo olvidaban en listas de los más sexys y malditas sean esas listas, porque James es guapo a morir. Esa barba pelirroja mata a todas las barbas pelirrojas y no encuentro las palabras para definir esos ojos, que me parecen tan culpables del éxito de los "X-Men" como los efectos especiales y el despliegue de medios.


Son muy elogiadas sus ondulantes, dibujadísimas cejas y, respondido al respecto, James aseguró que eran su pasaporte para interpretar a venerables magos cuando rondara la setentena. Gran predicción y mejor esperanza de que su reinado de encanto dure más que las vidas sumadas de Olivia de Havilland y Angela Lansbury.


Como ellas, se reconoce british, pero del mágico - y también muy maromialmente favorito - reinado de las Highlands, donde nació hace treinta y cinco años. Edad muy bien llevada, todo hay que decirlo.
Quería ser cura cuando era pequeño, afirman las biografías, aunque, más bien, con el ansia de ver el mundo como misionero. 
Y sí, ha visto el mundo, pero bajo los hábitos de la tortuosa, magnífica carrera de la interpretación.


Por estas latitudes londinenses, encontró el papel televisivo que lo ganó para la causa, incorporando a la voz de la razón en la ultraácida "Shameless". 
En "Shameless", su novia en la ficción se trocaría en amor de la realidad. Y la afortunada- también madre de su hijo - se llama Anne Marie Duff, también actriz, aunque menos noticiable.


¿Contemplará Anne Marie con mucho thrill las cifras que recauda la película que, tanto para bien como para mal, ha marcado la primavera?  
El escandalazo que apartó a Bryan Singer de cualquier tentativa de pasearse para promocionar "X-Men: Days of Future Past" hacía sufrir a los pronósticos. 
Se confió y se ganó con los mejores que venden una película - los tíos buenos - y en la insaciable avidez por más aventuras de cómic en la gran pantalla. 


Casi me da un síncope con "First Class", pero confío en Singer - xmenianamente hablando, of course - y le daré una oportunidad a "Days of Future Past", aun a riesgo de que me salgan espumarajos con la boca, como suele sucederme con el noventa por ciento de las películas de superhéroes.
Y, con ese trío protagonista, tengo la sensación de que no habrá mal que por maromo no venga. La retina entretenida, requisito mínimo.


Para los pacientes cazadores de cosas con mayor enjundia, la expectación debe localizarse en "The Disappearance of Eleanor Rigby", película en tres partes que veíamos pasear en Cannes. 
Por allí estuvo McAvoy, encantador al lado de otra pelirrojez de impresión de nombre Jessica Chastain y con las miras a la complicada distribución de esa tripartita mirada a la vida de un joven matrimonio.
¿Lo próximo? Ser Victor Frankenstein en nueva mirada al mito de Mary Shelley y volver a Charles Xavier en 2016.  
¿Sólo eso, Imdb? ¡Más, queremos más McAvoy!


Ya lo he dicho: no deseo más ni menos que toda una vida con James McAvoy.

4 comentarios:

  1. Qué gran regreso, querido Josito. Varias cosas:

    -Me llamó la atención este chico en "Becoming Jane" por lo aniñado y menudo, pero eso no fue obstáculo para que le echara el ojillo. Hay que ver qué 35 años, quién lo diría.

    -¿Que quería ser hombre de Iglesia? ñajgñalksdjfañskja

    -Buenas fotos las que sale con barba e.e Pelirrojismo al poder.

    -Efectivamente, "X-Men: days of future past" es para disfrutar el maromeo.

    -"xmenianamente hablando". #MuyFan

    -¡¡¡Larga vida al escocés McAvoy!!!

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  2. Le descubrí en Shameless, donde era un feoguapo guapofeo que no tenías muy claro durante medio segundo si te repelía por su aspecto sudadito. Un minuto después de contemplarle ya te enamorabas para los restos.

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  3. He quedado conquistada... Y aún no sé por qué exactamente... Pero vamos, que compro.

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  4. Nos vuelve locas, yo también quiero una vida con James Mcavoy; ¿y quién en su sano juicio no?

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