En las Antípodas se ha desarrollado la carrera de Antony Starr hasta que ha llegado "Banshee", nueva serie que nos da la oportunidad a conocer a este guapísimo neocelandés.
Como carta de presentación para un jueves maromial, Starr despliega ojos azules, expresión circunspecta y pecho preferiblemente hirsuto.
Como carta de presentación para un jueves maromial, Starr despliega ojos azules, expresión circunspecta y pecho preferiblemente hirsuto.
En "Banshee", Antony Starr interpreta a un misterioso ex-presidiario que asume la identidad de Lucas Hood, sheriff de una localidad aparentemente pacífica, pero subyugada por la violencia de un mafioso amish.
Las deudas del pasado y las turbulencias del presente se unen en el andar del protagonista, trufado de estallidos de violencia, persecuciones y coloridos personajes.
"Banshee" se anuncia y pregona como lo último de Alan Ball, si bien éste actúa sólo como uno de los productores ejecutivos.
Serie desconcertante donde las haya; a cuatro episodios, todavía no sé qué pensar exactamente de ella, pero sí sé que no puedo dejar de verla.
Es pura hipnosis, y no sólo cuando aparece Antony sin camiseta, que sucede con bastante frecuencia.
Es una serie adictiva desde su consciente entidad basuresca. Parece como si asumiera su despropósito, su inexpresividad y su colección de clichés para insertarlos en esa atmósfera somnolienta, casi surreal, asociando la mediocridad formal con la mediocridad de las vidas de los personajes.
El resultado es brutal, extraño, a veces magnífico.
Es una serie mala de forma, pero jugosa en su contenido, como una antigua B-movie que se revelara más estimulante que cualquier gran producción.
"Banshee" gustará a unos, repelerá a la mayoría y, con toda probabilidad, despertará un intenso seguimiento de culto.
En cualquier caso, está incluida dentro de la programación de Cinemax, canal que espera relanzar propuestas de ficción en las próximas temporadas; los productos que prepara se mueven en los terrenos de la acción testosterónica.
Podría explicar porqué "Banshee" luce en ocasiones como una película de Jason Statham con restricciones presupuestarias.
Antony Starr, con la camiseta bien sujeta a los pectorales y los bíceps, camina, golpea, pone cara de palo, mete los labios para dentro y no sabemos si darle un Razzie o pedirle en matrimonio.
Pero se mueve tanto y tan bien, sea pegando, disparando o follando, que se confirma como uno de los mayores atractivos de esta serie marciana y decadente, de la que no puedo apartar la mirada.
Ya tengo los primeros capítulos en la videoteca, justo la semana pasada me recomendó una amiga la serie.
ResponderEliminarHala ya me he enganchado a la serie!!
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