lunes, 23 de septiembre de 2013

Scott Eastwood


Sucedió la última semana. La red saltaba hasta el techo con el gran descubrimiento y, aun sin recuperar el aliento, se imponía la pregunta, formulada como un clamar a los cielos: 
- Clint, ¿dónde narices lo tenías escondido?
Semejante bellezón de hijo ya había aparecido aquí y allá, aunque ha sido viral su reportaje cortalientos para la revista "Town & Country".
Ahí aparece Scott Eastwood, con fotos shirtless en todas las poses demandables y declaración de intenciones en cuanto a seguir al camino de gloria andado y trazado por su padre.


Y se parece tantísimo a él, especialmente cuando Clint tenía la misma edad - 27 años - y protagonizaba la serie "Rawhide". 
Basta buscar vídeos de Scott en Youtube; mientras habla, entorna los ojos como si le picara el sol y desvía la mirada en un segundo impreciso, del mismo modo distraído que hace Clint.
De tal palo, tal maromo.


En la entrevista de "Town & Country", Scott Eastwood dice todas esas cosas que suelen parlotear los hijos de celebridades. Que no lo ha tenido tan fácil, que lo quiere conseguir por méritos propios. 
Y también que no quiere ser un galán hollywoodiense de plástico, reemplazable y flojo. 


Scott Eastwood asegura que busca incorporar la figura de un man's man; es decir, un machote incuestionable.
Oh, my. Si se cumplen las promesas, ya nos podemos ir preparando para neowesterns, remakes de "Harry, El Sucio" y otros dramas de acción recia. 
Este mundo es copiar y qué mejor que el autoproclamado heredero.


Que tenga la misma suerte de papá, será difícil. Que posea la misma presencia escénica de él, estará por ver. 
Aunque hoy no queremos comparativas. Sólo descubrir a Scott, que es nuevo y joven, que ha nacido para la causa maromial, para Hollywood y para nosotros. 
Y es tan jodidamente guapo que este fresco idilio tiene visos de durar.


Nacido en Carmel, pueblo donde su padre fue alcalde durante dos años, Scott Reeves era hijo natural de la relación de Clint Eastwood con una azafata de vuelos, vivida a espaldas de los últimos tiempos de su convivencia con Sondra Locke.


La madre de Scott no exigió reconocimiento de paternidad y hasta se permitió tener otra hija con Clint.
Esos dos hijos, más o menos secretos y apellidados Reeves, no fueron públicamente vistos del brazo de su padre hasta 2002.


Fue cuando Scott comenzó a aparecer en películas de su viejo - entre ellas, "Banderas de Nuestros Padres", "Gran Torino" e "Invictus" - para, poco después, asumir el apellido Eastwood. 
En los últimos tiempos, a Scott Eastwood se lo puede rastrear en algún que otro episodio de "Chicago Fire", mientras el papel más relevante se halla en el remozado de "La Matanza de Texas". 


Scott tiene proyectos candentes y pendientes, aunque, sin ninguna duda, se acumularán más y mejores al ritmo y estímulo de la positiva reacción de su sexy reportaje en "Town & Country".


Es curioso, porque la portada de ese número la ocupa Hugh Jackman, que siempre ha sido entendido como una versión sonriente de Clint.
Parece que no sólo a uno le han robado el spotlight. Como siempre, el tiempo dirá.


Por el momento, con ese puro, esa camisa abierta, ese pelazo rubio, esos músculos finamente marcados, esos rasgados ojos azules y demás condimentos de su infartante físico de nene Marlboro, yo estoy que no duermo con Scott Eastwood.


Adoro a su padre desde que tengo uso de razón, por guapísimo y por maestro, y ahora, para colmo de colmados, sus habilidades paternalísticas nos regalan este lunes maromial, tan inesperado como indiscutible.


Qué cañonazo de pibe. Me muero, me muero.

4 comentarios:

  1. yo también lo descubrí la semana pasada, pero sigo prefiriendo al padre. A mi no se me parece tanto con el grande Clint

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  2. Yo también me quedo con el padre, pero hay que ver lo bien que vende usted la mercancía. Debería ser representante de maromos.

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  3. Es que lo de Clint es muy fuerte! Scott lo tiene difícil, pero habrá que verle más para poder opinar. Dejémosle andar sus pasos... Puede que nos sorprenda.

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  4. Menos mal que dije que hoy no pedía comparativas...

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