lunes, 22 de septiembre de 2014

Sam Heughan


En la semana del referéndum de Escocia, la serie "Outlander", ambientada en el épico pasado de las Highlands, pone el acelerador y ofrece la definitiva muestra del poder de los machos de allá arriba.
Basada en la bestselleresca saga de Diana Gabaldón, la serie no es gran cosa y la sensación de déjà vu es continua, pero vive entre su tranquilo pulso y su inquietud génerica; al principio, parece la clásica novela rosa, luego se da la vuelta a sí misma, para moverse entre géneros y vivir en todos. Una pequeña delicia, que dicen aún guarda muchas sorpresas.
Que el pelirrojísimo Sam Heughan sería el heroico, adorable Jamie Fraser no era sorpresa, sino justo lo que nos merecíamos. 
Ahí está en la escena sexual del último episodio emitido, donde, oh, milagro, el hombre no es sólo más atractivo que su compañera de cama, sino que además es menos experimentado. Mucho me consta que el desfloramiento de Jamie ha provocado terremotos en flores ajenas.
Sólo hay que verlo. Un cuerpo perfecto, de exquisito vello pectoral y culo que dan hasta ganas de llorar, y ese peinado para delante que no causaba tanto furor desde los tiempos de "El Lago Azul".
Porque a Escocia yo siempre le he dicho que sí. Que vivan los kilts y el viento huracanado.













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