martes, 24 de julio de 2012

La Medianoche de Erik Rhodes


En las imágenes y sonidos del porno gay de los últimos tiempos, el ultramusculoso Erik Rhodes ha ostentado la corona de estrella.
Obviamente, su físico ha sido la clave, definido por cierto comentarista como mezclar a todos los Vengadores en el mismo envase. Pero, como corresponde a las estrellas de cualquier pelaje, la actitud es lo que cuenta al final.
Erik siempre ha sido un gran apasionado en todas sus apariciones y, pornográficamente, convenció siempre.
Yo, que nunca he sido admirador de tanta vigorexia depilada, le debo unos cuantos orgasmos.

Castigador en "Pledgemaster"

En plena eclosión de su fama, se supo que el caballero era más que esa masa de músculos y versatilidad sexual. 
Él bromeaba en Twitter: "Sé que a mi cara le falta un punto para parecer de retrasado". Pero de retrasado, nada. Tenía cerebro, oh, el cachas tenía cerebro. 
En realidad, Erik Rhodes era una criatura neoyorquina por derecho propio, con muchas puertas abiertas y todas las fiestas aseguradas, incluyendo una comentada amistad con el diseñador Marc Jacobs.
Erik, de nombre real James Naughtin, era conocido por su ingenio y su talento para contar historias.

En "Ringside"

Entre la risa y la estupefacción se debatieron sus admiradores, cuando descubrieron que tenía un hermano gemelo. Idéntico, pero heterosexual y completamente tatuado.
Este hermano, Jon, recordaba que Erik comenzó como modelo y actor porno a los 22 años. "Pagaba las facturas. No pregunté más", asegura Jon.



Por entonces, Erik se convirtió en uno de los platos fuertes de Falcon, productora emblemática del porno gay, para quien trabajó durante casi una década en multitud de títulos. En la mayoría, ocupando sus portadas como reclamo principal. 
Incluso Rhodes se interesaría por la dirección y le concedieron la oportunidad en un par de ocasiones.

Dirigiendo a Samuel Colt en "Crotch Rocket"

James/Erik dejó de guardarse la tristeza en poco tiempo. Especialmente, cuando ésta se desbordó en violentas broncas con sus parejas, arrebatos de ira en público y visitas frecuentes al psiquiátrico.
En una de sus rehabilitaciones, abrió un Tumblr, con la intención de contarse en un diario, para todo el mundo.
Allí Erik desveló sus adicciones a los esteroides y a la metanfetamina. "Si una dosis no me produce un espasmo que parezca epiléptico, no me satisface", escribió.


Detrás de su fabulosidad, restaba la melancolía. Detrás de sus músculos, había inyecciones. Y también detrás de la voracidad que lo hizo estrella del porno, existía una severa adicción al sexo.
En sus escritos, Erik habló de la inevitable cruz de los actores porno gay. Las películas no son suficientes y muchos refuerzan sus ingresos con la prostitución, rebautizada cándidamente como "escorting" (acompañamiento).
Sus amigos íntimos rememoran las increíbles aventuras que Erik contaba sobre lo vivido con sus clientes.


Samuel Colt, también actor porno gay y amigo en los últimos años, ha sido más tajante, declarando que el escorting aceleró los problemas de Erik. 
Los clientes le demandaban no sólo ese físico esteroizado hasta el delirio, sino también que los acompañase en el consumo masivo de drogas.
Y, a cambio, la soledad, la puta soledad. "Me siento tan solo, tan alejado", escribió en su página, sintiéndose cerca del fin.
Fue inteligente hasta para predecirlo.


En una noche del pasado junio, Erik y otro escort acudieron a una cita con un cliente.
Tras terminar con éste, los dos prostitutos siguieron follando y tomando drogas, hasta que Rhodes comenzó a sentirse mal y volvió a casa. Durmió y no volvió a despertar.
Un infarto y para el otro barrio, con sólo 30 años. Trascendió que Erik/James, además, era seropositivo.

Haciéndose el muerto en "Asylum"

Triste vida la de los deseados, supimos desde Marilyn. Y tener seso no es suficiente cuando la tarjeta de presentación ha sido siempre otra.
Grandes erecciones, mayores impotencias las de Erik. Esas que se cuentan con alienaciones crónicas y adicciones devastadoras, matizadas con el conteo de los dólares sobre la mesa y con la convicción final de que se vive embarcado en un viaje a ninguna parte. 
Una historia ésta decididamente americana.

3 comentarios:

  1. Quizás hayamos visto muchas historias como esta, como apuntas, pero no dejan de impresionarme ver explosiones de vida con cuerpos como ese pérdidos. Es un derroche inadmisible. Cabe pensar que descanse ahora de tanta adicción.

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  2. joder, tenía mi edad. eso significa que fuimos niños al mismo tiempo. ¿qué le pasó? :(

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