viernes, 20 de julio de 2012

"Eva Al Desnudo"


De la pluma y visión de Joseph L. Mankiewicz, nació "Eva Al Desnudo" (All About Eve).
Para los cinéfilos, es un título que no necesita presentación. "Eva Al Desnudo" es más que una película; es un santo y seña del cine norteamericano.
No fue el primer drama sobre las interioridades del espectáculo, pero sí fue quien lo sofisticó hasta niveles indecibles. Y, en muchos aspectos, de modo irrepetible.


"Eva Al Desnudo" supuso la intelectualización del viejo backstage melodrama
Entre la acidez y la compasión, relató las vivencias de los actores y los profesionales artísticos, sus peleas, su obsesión por el éxito y su amargura por el paso del tiempo. 


En "Eva Al Desnudo", la función comienza a golpe de mujeres que se encuentran. 
Desde la bondad, se destapará la maldad. Desde la gloria, se contará la inseguridad. Desde la vida del teatro, se narrará el teatro de la vida.


Agazapada en las bambalinas, se encuentra Eve Harrington, la niña que admira a la gran diva Margo Channing. 
Introducida como una Cenicienta en la vida personal de Margo, Eve comienza a ascender socialmente mientras se va descubriendo su calculada ambición. 
Aquellos que la dejaron franquear el stage door serán sus primeras víctimas.

La exquisita Celeste Holm - actriz fallecida la semana pasada - como Karen

Esa mujer andrógina, esa Eva que, en realidad, es una serpiente, aspira a convertirse en Margo.
Entra la primera ironía que "Eva Al Desnudo" nos cuenta. La admiración por las celebridades no significa adoración, no supone entrega divina. 
Es sólo envidia. No queremos a nuestros divos; sólo queremos ser ellos. Destruirlos y suplantarlos.

"Aunque no haya nada más, está el aplauso"

Los atributos de la mujer son tema fundamental de "Eva Al Desnudo". No sólo desnuda a Eve, sino a todas las Evas del mundo. Especialmente, las que se sienten solas, las que son observadas, las que necesitan ser deseadas.
La tristeza de Margo Channing ante su inevitable caducidad, como mujer y como estrella, resulta universal, rematada por la incisiva interpretación de Bette Davis. 

Maravillosa Bette

Margo Channing es la que se contempla en demasiados espejos, la que ha de interpretar para siempre a una veinteañera, la que no renunciará nunca al romanticismo como forma de vida. 
Actriz, mujer, ¿acaso hay diferencia? Las actrices son mujeres y las mujeres han de ser un poco actrices. Repitiendo el mismo papel que les ha otorgado la sociedad, una y otra vez.

Eve vs. Margo

El teatro sube sus telones ante públicos tan generosos como despiadados. El aplauso fabrica glorias, la admiración crea monstruos, nos cuenta "Eva Al Desnudo".
Un actor avejentado califica de tierna a Eve, y un plano - irónico - se centra en sus manos pueriles, regordetas, diríase incapaces de matar una mosca. 
Allá sube Eve, y sus víctimas se prestan a contarlo todo sobre ella. 
Otra ironía: no la conocen. ¿Quién puede saber del misterio de una mujer, sea buena o mala?

Anne Baxter, impecable como Eve Harrington

Las propias mentiras de Eve fueron su mejor interpretación. Un pasado inventado, que construyó como su nueva identidad. No hubo mayor teatro que el vivido tras el telón.
El vitriólico columnista Addison de Witt les escupe todas sus patrañas, como clímax para destapar a la bruja. La Cenicienta perversa se queda sin máscara.


Eve ha usado la ambición para crecer, para ser lo que ella quería. Es una mujer que se ha valido de armas masculinas: la reinvención, el encanto, la manipulación, incluso la violencia. Eso que emplean todos los hombres que se construyen así mismos y se proclaman héroes.
Llamarla zorra es demasiado fácil, cuando Eve ha sido, ante todo, una suprema inteligente. A nuestros ojos, ya es un personaje más grande que la vida, justo cuando se le cae la máscara.
Irrumpe otra ironía: todo monstruo tiene su fascinación.
Al final, aparecen los espejos, esos definitivos irónicos. Recuerdan qué es el espectáculo, qué es la vida. Unos pierden, otros se proclaman vencedores, sin saber que el mismo drama se repetirá, una y otra vez.
Somos seres en un carrusel desbocado, desde donde nos caeremos algún día.


Señor clásico.
"Eva Al Desnudo" ganó muchos Oscars y se granjeó la reputación de los mejores.
El férreo guión es su secreto, de una estructura perfecta, casi demasiado, con una progresión y una construcción de personajes irreprochable.
El tratamiento del material desprende intuición, ambigüedad y detalle; tres cosas que no suelen abundar en la mayoría de los títulos de Hollywood. Ni tampoco en las múltiples imitaciones que ha tenido desde que viera la luz en 1950.

En una película de actrices, el intérprete oscarizado fue George Sanders

Los diálogos se mueven entre el exceso literario y la sublimación de la realidad, tal y como gustaba a Mankiewicz. No hay quien se los crea, pero, francamente, no importa; son una delicia.
 
Bette Davis y Gary Merrill se enamoraron durante el rodaje. Su hija se llamaría Margo

Como película sobre las actrices y las mujeres, las aludidas lo bordan, sabiendo conectar con las aristas de sus multifacetados personajes.


¿Una última ironía? 
Una película que cuenta tantos pecados humanos - el arribismo, la vanidad, la mentira, la mitomanía - resulta hogareña, cálida, rotundamente elegante. 
Una casa en la que tocar muchas veces, un cóctel con el que brindar otras tantas.


Salud, obra maestra.

2 comentarios:

  1. La mejor mentira contada de forma impecablemente teatral. Soberbias ellas,grandiosas en sus papeles, sabedoras de lo que representaban, pues era un papel que interpretaban a diario. No se las veces que la he visto, pero jamás me he aburrido de ese blanco y negro turbio y precioso.

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  2. Hablas de una de las mejores películas del cine, mítica pero tan vigente. Es una de mis favoritas, como favorito es tu nuevo espacio. Al final el "adiós" fue solo un "hasta pronto". Bienvenido de nuevo Sr. Montez, aquí te seguiré leyendo!!!!

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