Recuerdo una época, no tan lejana, donde me gustaban todas las series de la HBO.
Ahora, en este año 2012, me he sorprendido disfrutando más de la Eurocopa de fútbol que de los cuatro estrenos de mi otrora amada cadena.
O me estoy volviendo majareta, o el menú me lo han cambiado.
Is it? |
Los tiros seriéfilos no están apuntando como quisieran mis paladares y ninguna de las novedades hboísticas quita el sueño.
La malograda "Luck" era puro mumblecore, "Veep" es esa comedia simpática que he olvidado por completo y tampoco siento particular emoción por la "adorable" fabricación indie, de nombre "Girls".
Lena Dunham, autora y estrella de "Girls", sueño húmedo de "Extreme Makeover". |
Aún así, he acudido con fe a la última novedad.
Se trata de "The Newsroom", o el previsible encuentro de Aaron Sorkin con la prestigiosa cadena. Ésta lo ha perseguido desde hace tiempo y lo ha conseguido finalmente como showrunner en nómina para este 2012.
Para aquel no sepa quién es Aaron Sorkin, bastará nombrar la serie "El Ala Oeste de la Casa Blanca" o su oscarizado libreto de "The Social Network"; ambas son el cimiento de su reputación como guionista clave en la ficción contemporánea estadounidense.
Aaron Sorkin |
Pese a la ovación más o menos unánime de la crítica a su trabajo, se suele decir que no es para todos los gustos.
El adjetivo para definir su estilo podría ser "espeso". Sus personajes parlotean mucho, a veces no se entiende de lo que están hablando y toda la carga dramática está relacionada con un discurso ético.
"El Ala Oeste de La Casa Blanca" |
Aaron Sorkin es de los pocos creadores audiovisuales que busca espectáculo en la Ética y, por ello, se debe vincular estrechamente con la obra de Frank Capra.
Como éste, Sorkin es un americano bueno, al que le gusta recordar lo mejor de su país y apostar por él.
"Juan Nadie", prototípica fábula moral de Frank Capra |
Con "The Newsroom", asistimos a la apoteosis del estilo Sorkin.
La serie se ambienta, como casi todas las historias del autor, en un backstage. En esta ocasión, la redacción de un informativo televisivo.
Entre los dos personajes principales, se cuece la discusión entre hipotecarse a la sociedad del espectáculo o reconvertirse en Quijotes, a la busca de valores perdidos.
Jeff Daniels |
Esas son las intenciones. Porque, enseguida, empiezan los problemas en "The Newsroom".
Si la primera secuencia de la serie es una bomba prometedora, lo demás es un desastre a todos los niveles, inundado de un torrente imparable de arrogancia y pedantería, que hace de "The Newsroom" una serie fácilmente odiosa.
En primer lugar, la cargada agenda liberal de Sorkin y la HBO hace acto de aparición en todas las esquinas y se vuelve devoradora.
De tal manera, no se miman las tramas, no se cuentan personajes, no se crea temperamento. Los seres de "The Newsroom" son bustos parlantes, que escupen tesis.
Alison Pill |
Dirán cosas bonitas e inspiradoras, pero también obviedades más grandes que catedrales. Sucede lo mismo que en "Moneyball", película co-escrita por el mismo Sorkin. Señor mío, ya me lo sé.
Subrayar y subrayar, mientras el discurso se antepone a la carne dramática y la vampiriza.
Recuerda lo que ya señaló un crítico, a propósito de otra serie de Sorkin, "Studio 60 On The Sunset Strip"; no funcionó como comedia porque colocaba la moraleja antes que las risas.
Bradley Whitford y Matthew Perry en "Studio 60 On The Sunset Strip" |
Como ejemplo del error, ahí tenemos una escena horrorosa del segundo episodio de "The Newsroom". Alison Pill - nunca tan sobreactuada - se enzarza en un blablablá, donde se dilucida la opinión del autor sobre la inmigración y su positivo efecto en la economía.
Sí, estamos todos de acuerdo, pero uno de los últimos episodios de "Futurama" ha expresado la misma idea, en una sola línea, con más diversión y mejor efecto. Con buen oficio, en definitiva.
La cabeza de Nixon y Bender en "Futurama" |
Sorkin no hace pensar con "The Newsroom"; se sube al púlpito y sermonea. Parece entroncarse en esa tradición de la complacencia progre, donde se vende un discurso con el que el espectador está de acuerdo de antemano. El guionista se siente bien al escribirlo, el público aludido se siente bien al consumirlo.
La ingenuidad de los personajes - que aparecía ya en "El Ala Oeste de la Casa Blanca" -se contagia a la propia historia.
Si la cosa se las promete sangrante, un final de episodio se limitará a una reconfortante vista de la Estatua de la Libertad.
Sorkin termina por convencerse así de que no vive en un mundo de villanos; sólo en un planeta de estresados.
Sorkin termina por convencerse así de que no vive en un mundo de villanos; sólo en un planeta de estresados.
Sam Waterston |
Ingenua también es su visión de que todos los republicanos son tontos. Oh, no me subestime usted al enemigo, por favor.
Como su padre espiritual Frank Capra, Sorkin tiene mucho talento y mil cosas que decir. También como el peor Capra, bordea tanto la inopia como el empalago y, en esta ocasión, se ha metido directamente en la calle de la piruleta.
Emily Mortimer |
Se me ocurre que, quizá en sus anteriores y mejores empresas, Sorkin haya tenido delante una fuerza que contrarrestara los excesos.
Tal vez, "El Ala Oeste de la Casa Blanca" respiraba ventilada gracias al gran John Wells, o los diálogos de "The Social Network" encontraran hipnótico contrapunto en el buen hacer de David Fincher.
En cualquier caso, está claro que "The Newsroom" es una carta blanca que la HBO le ha concedido a Aaron Sorkin con demasiada ligereza. Y esta serie es muy Sorkin, demasiado.
Si la HBO ha decidido renovarla para una segunda temporada con su prisa característica, la recepción que le ha dado la crítica ha sido tan poco benevolente como la mía.
Aún así, ha encontrado sus defensores, especialmente entre los devotos del señor Sorkin.
Dev Patel |
Éstos quizá la etiqueten de compleja e inquieta. Yo la encuentro confusa y torpe. Y, sobre todo, muy aburrida.
En medio de los parlamentos interminables de los dos capítulos vistos, me he dejado los ojos en el contador de los minutos con la mirada y el quejido de un cachorrito anhelante.
Curioso que el guionista más celebrado de la actualidad consiga un tedio tan genuino, cuando su labor debería ser propiciar exactamente lo contrario.
Dios me libre de semejante vaca sagrada.
Es una pena la verdad porque HBO y Sorkin es una buena mezcla. Yo estoy a mitad de camino de The West Wing y aunque me ha costado lo mío, ahora la disfruto mucho y he vivido ya grandes momentos con ella.
ResponderEliminarA esta le quería incar el diente pero confío en tu opinión.
me he alegrado al ver a ALison Pill. Estoy ahora disfrutando de la T2 de In Treatment y es el mejor paciente, sin duda.
Saludos.
A mi me repatea especialmente Mac, tan lista para unas cosas y tan absurda y torpe para toras. Y el inserto de la Estatua de la Libertad en el final del capítulo 2, eso me puso de muy mal humor, pardiez.
ResponderEliminarY si no lo pregunto reviento, ¿que diablos son paladres?
¡Que bueno que volviste!
Y además el protagonista es terriblemente antipático, pero no de los antipáticos adorables sino antipático inaguantable.
ResponderEliminarYo no tengo el (dis)gusto de haber visto ningún capítulo, pero con lo competitivo que está el panorama casi hago un casting antes de elegir la nueva serie que vaya a ver, y con lo que me fío de tu criterio esta ya queda desbancada.
ResponderEliminarMe ha gustado ver de nuevo a Jeff Daniels, eso sí...
Ra? No sabía que también frecuentabas el blog de Josito! :)
ResponderEliminarEsto huele a caducado, no quiero series panfletarias en mi vida, de sermones ya estamos hasta el gorro, quiero diversión y distracción.
ResponderEliminarEsta serie es sopor y aburrimiento.
HBO necesita un reciclado.
El Ala Oeste tiene momentos supremos pero sí es verdad que a veces también ingenuos. Aaron Sorkin es uno de mis guionistas preferidos pero o no acaba de encontrar su fórmula o piensa que el mundo no encuentra la suya. Ya le cancelaron una serie y esta va camino de seguir la racha. Lakoff ha hecho mucho daño.
ResponderEliminarEs mi primer comentario, pero lo leía tiempo atrás :)
ResponderEliminarDe acuerdo con todos y cada uno. Bienvenida a los comentarios, Ra!
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