viernes, 17 de mayo de 2013

"Ser O No Ser"


El humor nace de la distorsión de las miserias humanas. 
Y, en "Ser o No Ser", se abrió la posibilidad de que, de la mayor tragedia, devenga la mayor comedia.
Considerada la obra maestra de su director, esta sátira antinazi, estrenada cuando Hitler era enemigo y peligro, no fue bien recibida por el público de 1942 y generó inevitable controversia entre los opinadores. 
¿Podía algo tan serio como la invasión de Polonia ser escenario y contrapunto de una farsa? 
La coincidencia de la muerte de su actriz protagonista, dos meses antes del estreno, tampoco ayudó demasiado a la original exhibición de "Ser o No Ser". El asunto parecía aún menos gracioso bajo el inconsolable luto de perder a Carole Lombard en un accidente de aviación, precisamente cuando la actriz se encontraba sobrevolando el país en campaña para vender bonos de guerra.
Así, la fina disquisición sobre la interpretación y el escenario como espejos reveladores pasó desapercibida ante las tristes coyunturas y sólo el tiempo apreciaría el brillo de "Ser o No Ser".
Aún hoy, "Ser o No Ser" sorprende por su audacia como comedia, por su entidad visionaria sobre las sombras de lo que ocurría en Europa y también por esa combinación entre complejidad discursiva y ligereza argumental.


Una representación en Varsovia de "Hamlet" es el indicador de un adulterio: cada vez que el actor Joseph Tura (Jack Benny) pronuncia el famoso monólogo, un guapo aviador se levanta de su asiento y abandona la audiencia. 
Detrás del ardid, Maria (Carole Lombard), la bella esposa de Tura y su mayor rival escénica.

Jack Benny y Carole Lombard como los Tura

De la frivolidad de las disputas domésticas de los dos divos, llega la realidad. 
La compañía teatral ha de suspender una obra paródica sobre los nazis, porque puede traerles problemas. De mantener la corrección política a sufrir la realidad de la invasión, apenas pasará un instante.
Y la compañía teatral, destrozada como el resto del país, bajo el yugo de los generales alemanes, se verá envuelta repentinamente en una intriga de espionaje. 
Los actores deberán coordinar fuerzas para proteger a la Resistencia polaca y escapar del país. 


La representación y la mascarada serán sus armas para engañar a los nazis, haciéndose pasar por ellos, persiguiéndolos vestidos como ellos, usando su sobreactuación para dar la más exacta interpretación del nazismo.
Porque "Ser o No Ser" concluye que el nazismo es sobreactuación de dramáticas consecuencias; un hinchar de atributos y acciones, encomendado a la hipérbole y la prepotencia. 


Como película esencial de Lubitsch, la realidad y la apariencia es el juego por el que se establece la comedia, donde unos se engañan, otros pactan y todos atraviesan puertas significativas. 
Siempre dentro de un ritmo impecable para una película divertídisima.

Robert Stack y Carole Lombard

Sin embargo, "Ser o No Ser" es la obra más singular de la carrera de Lubitsch, por cuanto aborda una realidad política y no expresa corrosión a través de los escenarios de la alta sociedad, como en la mayoría de sus films precedentes.
En "Ser o No Ser", la coartada lujosa es un minuto entre la soberana ruina de sus personajes, que se visten con trajes, brindan con champán y saludan marcialmente, mientras lo han perdido todo y viven en pequeños apartamentos con tristes estufas.


"Ser o No Ser" parece un ajuste de cuentas de Lubitsch consigo mismo, como si bajara a la Tierra más que nunca, y mirase a su Europa de origen con preocupación, allá de donde escapó a principios de los años treinta. 
Su comentario sobre el nazismo es perfecto y clarividente. Sabía de lo que estaba hablando incluso antes de que se ventilaran todos los pecados de Hitler y sus perros.

El impagable Sig Ruman como el Coronel Ehrhardt

Los chistes aún son heladores, desde el mote "Campo de Concentración" que recibe orgulloso un general hasta ese definitivo gag donde un falso Hitler pide a dos aviadores que salten sin paracaídas. 
Es una de esas películas donde es inevitable pensar al momento siguiente sobre lo que uno se acaba de reír. Y otorga la verdad incómoda de que se puede hacer comedia de prácticamente todo.


Además de su significancia cultural y sus formidables ironías, "Ser o No Ser" es también una entrañable oda hacia los actores y el teatro. 
El espectáculo debe continuar, más que nunca en tiempos poco benévolos, cuando la risa y la distracción despiertan a un valor incalculable.
La película da la oportunidad de que los cómicos sean héroes, que sus líneas aprendidas expresen el espíritu humano en lucha por sobrevivir y que sus improvisaciones de última hora salven la función y, con ella, la vida.


"Ser O No Ser" cuenta el teatro y sus telones como esa decisiva imitación a la vida, donde se representa la existencia humana y allá donde se inmortalizan sus valores y desgracias para que la posteridad no las olvide.

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