lunes, 14 de enero de 2013

Cabalgata de Hollywood


Los justos y los valientes suelen decir cosas como:
- Esos premios de Hollywood están vendidos y no me gustan nada. Pero espero que gane Fulanito de Tal, porque se lo merece.
¿Hay algo más delirante que una ceremonia hollywoodiana? Sí, los que se declaran enemigos de las ceremonias hollywoodianas.

Hugh Dancy y Claire Danes

Los Globos de Oro, galardones concedidos anoche en gala al efecto, son Hollywood en estado puro: el cacareado anuncio de un desfile de glamour que, en realidad, es una cabalgata kitsch de tomo y lomo. 
Las estrellas pasean sus confitados estilismos ante un griterío mitómano y se dan premios entre ellos, para saciar vanidades, colmarse de autoindulgencia y calentar motores para el momento decisivo: los Oscars, anunciados como la alternativa seria y/o el más alto honor de la industria.

Julianne Moore

Los Globos se confiesan inofensivos, se riegan achispados y hasta el premio honorífico se dice llamar Cecil B. DeMille. Es decir, una chorrada llena de estrellas.
Los concede algo conocido como "asociación de la prensa extranjera en Los Angeles", pero ha sido siempre tan cobista y reverencial al boato de Tinseltown que, a veces, me pregunto qué cosas premiaría si no fuera extranjera. 
En un mundo menos adicto al eufemismo, esos "periodistas extranjeros" podrían llamarse "funcionarios de Hollywood agilizando trámites".

Tina Fey y Jennifer Lopez

La pregunta verdadera es cuándo ver los Globos de Oro en directo se nos hizo tan imprescindible como los Oscars. Sería cómo cuestionarse cuándo empezó a importarnos aquello que no tiene importancia.

Hugh Jackman

Y la respuesta está en la irresistible levedad de esa pantalla del mundo que es Hollywood. Pantalla del mundo y de su país, aficionado a las competiciones, los elogios mutuos y el humor de chascarrillo. Como todo en USA, es fascinante por básico.
Escandalizarlos también se dice fácil. 
Ahí estuvieron Amy Poehler y Tina Fey, brillantes, aunque breves, presentadoras que hicieron un chiste a costa de Kathryn Bigelow y su "Zero Dark Thirty". "En lo que respecta a torturas, me fío de lo que diga una mujer que estuvo casada con James Cameron".
La reacción conmocionada del público, entre el desconcierto y la hilaridad, expresa el singular atractivo de premios como estos. Los chistes parecen los mejores del mundo, simplemente en función de la reacción exagerada. 
Como todos los que por allí pasean, más es un valor. Más kitsch, más lágrimas y más pinta de Audrey Hepburn equivalen necesariamente a ser mayor merecedor.
La cuestión es emocionar a los públicos, de una manera rápida y certera. En ello consiste la profesión de las estrellas.

Anne Hathaway

Si hubo algo propiamente norteamericano de la noche pasada fue la presencia de un former President: nada menos que Bill Clinton. 
Esas presidenciales visitas a saraos celebrities no ocurren en mi país, desde luego. 
En los USA, en cambio, le dedican standing ovation, presenta clip sobre augusto antecesor en el cargo - "Lincoln" - y el aludido - Steven Spielberg - pone cara de Navidades ante el sorpresón.

Bill Clinton

Le duró poco la cara feliz a Spielberg. Si los Globos pueden apuntar tendencias para los Oscars, anoche no dejaron nada claro sobre si "Lincoln" ganará o no ganará. Como en una película, ha llegado el suspense, queridos espectadores.
Lo más gordo de los Globos fue a parar a "Los Miserables" y "Argo", ninguna de las dos con demasiadas opciones de hacerse con el premio magno de la Academia.
Más luminoso sí se cuenta el camino para Daniel Day-Lewis, Jessica Chastain y Anne Hathaway, tres apuestas cerradas para los inminentes Oscars.

Jessica Chastain

Como suele pasar en los Globos de Oro, se repartió y todos se llevaron parte. Los Globos premian al cine y a la televisión, a las sensaciones nuevas y a los nombres de siempre, a los actores que se convierten en directores y a los directores que se comportan como estrellas.
No sólo para contentar al personal, sino para que el público se familiarice con todos estos títulos de "prestigio" que se estrenan ahora y vaya al cine a consumirlos.
Ya los Oscars se encargarán de dar el veredicto del campeón. Porque en USA, al final, sólo puede ganar uno.

George Clooney, Jon Hamm y Ben Affleck

Al respecto de los premios televisivos, fue un más y, en todo caso, un peor de lo vivido en los Emmy. Varias cosas ya las sabíamos y anoche sólo encontraron rutinaria refutación.

Guapérrimo Damian Lewis

Hollywood es más bien demócrata - ¡viene Clinton, gana "Game Change"! -, la comedia televisiva está en horas bajas - ¿qué demonios es "House of Lies"? -, nadie se atreve a discutir la discutible segunda temporada de "Homeland" y, por pura lógica, Maggie Smith gana en la categoría de Maggie Smith.

Plataforma para que Tina y Amy lo presenten todo

Al final, con tanto buen humor y tantas caras encandilantes, podría decirse que no hay nada malo en las ceremonias de premios. El problema es personal y surge cuando se han visto demasiadas, todo se prevee de antemano y ni las sorpresas parecen sorprendentes. 
Pero, como en el mejor espejo kitsch, a veces asoman instantes genuinos y emocionantes, de esos que recuerdan que no hay business como el show-business.
Y ahí estuvo Jodie Foster, para salvarnos de la apatía galardonística, con su premio honorífico.
Concedió un discurso brillante por barroco y larger-than-life. Y fue uno de esos momentos donde los actores se lucen como imitadores a la vida, desvelando que, detrás de sus éxitos y sus atributos de gloria, se esconden personas luchadoras y sensibles, con ganas de amar y familiares que les quitan el sueño.

Vibrante Jodie Foster

Comentan por ahí que Jodie Foster salió del armario anoche. Perdónenme, señores míos, pero el outing de esta mujer sucedió hace años en otra ceremonia de premios. O la prensa es amnésica o esta mañana no encontró mejor titular.
En cualquier caso, lo que quiso expresar Jodie fue su necesidad de privacidad en un mundo que ha olvidado ese valor. 
El recuerdo a su madre desató la llorera general, y la Foster, ahora con cincuenta años tan confesos como espléndidos, contó sin contar el motivo de su supervivencia en una industria que la conoció desde tierna infante: pura cuestión de fuerza. 


Dirán los justos y los valientes que estos premios de Hollywood están vendidos y no le gustan nada. Y, a la vez, también dirán que Jodie Foster se los merece todos. Ironías, ironías.

1 comentario:

  1. De nuevo, leerle ha sido como ver la ceremonia en directo. Me encanta lo de que Maggie Smith gana en la categoría Maggie Smith, jajaja.

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