Criatura del Hollywood fin de siglo, Leonardo DiCaprio, en algún lugar del ajetreado camino, tuvo tiempo para contaminar su ambición artística con una insólita sinceridad como intérprete.
Aclamado por muchos como el mejor actor de su generación, Leonardo DiCaprio sobrevivió a todas las etiquetas que quisieron ponerle, se resistió a perecer tras el descomunal estallido de la película más taquillera de todos los tiempos y, al final, ganó los mofletes, impuso su talento y hoy, simplemente, no para.
Nació y creció en Hollywood, en la parte más desfavorecida de la ciudad, para meterse de cabeza en la profesión el día después de abandonar los pañales.
La televisión fue el lugar para empezar y también para no volver nunca.
Tan rubito y tan ideal, su primer papel de enjundia sería el niño retrasado de "What's Eating Gilbert Grape?". Confesaría que vivió aterrado con la posibilidad de que leyeran el sobre y lo nombraran ganador del Oscar en medio de tal muchedumbre furiosa.
La Academia debió tomar nota. Sólo lo han nominado en tres ocasiones, cuando DiCaprio cuenta con más de una docena de interpretaciones memorables.
Entre Romeo y Jack Dawson, las niñas de mi generación se volvieron locas por Leonardo, forraban sus carpetas con su carita andrógina y suspiraban cuando lo veían morir de amor en pantalla.
Como todo lo que Hollywood hincha y repite, la cosa acabó resultando estomagante. Tampoco es para tanto, repetíamos.
Como todo lo que Hollywood hincha y repite, la cosa acabó resultando estomagante. Tampoco es para tanto, repetíamos.
Sin embargo, cuando el año pasado volví a ver "Titanic", no sólo entendí que la película ha resistido ejemplarmente el paso del tiempo, sino que la llave de su éxito siempre fue Leonardo DiCaprio, el mismo que miraba con cara de desconsuelo el tablón de madera y contaba con la más sencilla expresión lo que significa afrontar la muerte.
Leonardo sí que pudo afrontar la muerte como artista tras semejante coloso.
"La gente quiere que seas un niñato alocado y sin control. Quiere que seas infeliz, como ellos. No quieren héroes; lo que quieren es verte caer", diría para explicar su lucha.
Con talento, paciencia y decencia - tres valores que parecen irradiarse de su mirada cada vez que las cámaras le piden atención - siguió adelante y convenció a todos los grandes directores, que lo llaman y lo reclaman una y otra vez.
Discutióse que fuera el nuevo actor de cabecera para Martin Scorsese, pero estuvo tan jodidamente eléctrico en películas como "The Departed" o "El Aviador", que los críticos no tuvieron más opción que cerrar el pico.
En "The Departed" |
Como las estrellas de verdad, Leonardo es ahora mejor que muchas películas en las que interviene. Por ejemplo, la espectacular "Inception" sería menos sin él.
Actor tan rotundo todavía suscita controversia - quizá porque lleva la imagen de un éxito genuinamente americana impreso en ese físico orsonwellesiano -, pero somos legión los que morimos por Leonardo.
Y cada año, cada interpretación, cada sorpresa, implica mayor devoción.
Además de galán fuertemente requerido, Leonardo es también doncel inconstante - "no soy ningún Romeo" -, que busca el amor allá donde hay una súpermodelo. Entre sus conquistas, se cuentan licenciadas en Cambridge como Giselle Bündchen, Bar Refaeli o Erin Heatherthon.
No obstante, el suceso más notorio entre Leonardo y una modelo sería poco amoroso. Una tal Aretha Wilson le partió una botella en todo el cabezón en plena fiesta hollywoodiense, allá por 2005.
A la modelo le cayeron hasta dos años de cárcel por la ofensa dicapriana.
En los últimos Globos de Oro |
Los amigos de Leo se cuentan a miles y sus fans nos conmovimos especialmente cuando, en unos Globos de Oro, Kate Winslet le dijo: "Oh, Leonardo, te he querido tantísimo durante todos estos años".
Además del amor y la profesión, la ecología y las causas humanitarias se cuentan como las mayores obsesiones personales de DiCaprio.
Ahora, en "Django Unchained", ha ido más allá de sus héroes conflictivos y emocionales e interpreta a un personaje con el que nunca podría identificarse: el horrible racista Calvin Candie.
"Django Unchained" es otra maravillosa delicia de Quentin Tarantino; ardiente, tremenda, puro cine, como todo lo que toca uno de los (pocos) realmente grandes del cine actual.
Y Leonardo está genial como súper villano de la sangrienta función.
Aunque Leonardo DiCaprio no sea el macho de Hollywood que más me pone - no es ese Fassbender o ese Hamm -, me despertaría todos los días a su lado, sólo por ver esos ojos rasgados y esa sonrisa, que iluminaron los sueños teens de 1998 y ahora ocupan las mejores películas.
DiCaprio, de teen a titán.
En la inminente "El Gran Gatsby" |
Lo admiro tantísimo, que no me voy a andar con más rodeos. Ahora puedes llamarme Josito Montez Meloni Cavill DeKay Cohen Wilson DiCaprio.
Leonardo, eres mi sexto marido.
Excelente reivindicación de este pedazo de actor. Me descubro ante usted, el post y Leonardo.
ResponderEliminarNo me vuelve loca pero con los años se puso bueno.
ResponderEliminarAy, JOsito, el Leo es uno de mis amores, me encata y también me encanta la manera en que lo describistes, y comparto totalmente tu opinión, él es un grande, un titán.
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