jueves, 15 de noviembre de 2012

Hunter Parrish


El pasado verano, "Weeds" decía adiós tras ocho temporadas.
Muchos opinaban que la serie había perdido rumbo hacía tiempo. Sus responsables sabían que era hora de despedirse y, de hecho, el último episodio se tituló "It's Time".
Personalmente, nunca dejé de disfrutarla, siempre la encontré mordaz y su actriz protagonista, la gran Mary-Louise Parker, puede empezar a buscar otro papel que roce la categoría de esa inolvidable Nancy Bowtin.
Sé muy bien que mis veranos sin la refrescante "Weeds" serán menos veranos.
En cualquier caso, nadie puede dudar de que hay cierto elemento de "Weeds" que jamás perdió interés y, además, presentaba la tendencia de mejorar.
Ese elemento es nuestro invitado de hoy, el bellísimo Hunter Parrish.


Hunter se mantuvo en "Weeds" desde el principio hasta el final, incorporando a Silas, el hijo mayor de la incorregible Nancy.


El muchacho siempre estuvo más que bien, pero desde aquella season premiere donde se cortó el pelo y apareció descamisado y todo pectoral, no hubo vuelta atrás. 
Los años se hacían decisivos y la maromización de Hunter fue de tal calibre que sus ligerezas de ropa y sus enredos erótico-festivos se convertían en uno de los mayores atractivos de la serie. 


En la séptima temporada, no hubo episodio donde no saliera con el pecho al aire. Nosotros, encantados.


Además de ser tan rubiamente bonito y tener todos los músculos en su sitio, Hunter tiene un toque canalla, con esa sonrisa de golfo y esa mirada pícara, que, complementado con lo aniñado, otorgan un resultado de lo más explosivo. 


"Es que has salido tan guapo", le decía Mary-Louise Parker en cierta secuencia. 
Y, cuando parecía que no podía estar más bueno, aparece con esos dientes perfectos, ese pelo oscurecido y esos veinticinco años de gloria.


Mi angustia se pregunta sin descanso: ¿cómo podré vivir sin mi ración anual de Hunter Parrish en "Weeds"? 
Agentes de Hollywood, haced el favor. El muchacho lo vale, yo me lo merezco.


Preguntado al respecto de sus orígenes texanos y su familia, el guapo Hunter siempre ha dicho que su vida ha sido todo lo contrario a los Botwin. 
Un periodista llegó a definir como un chico normal con un trabajo guay.


A Hunter Parrish le interesó la interpretación desde el instituto, comenzó para las pantallas a la edad de dieciséis años y no ha parado desde entonces, entre el cine y la televisión, si bien ha tenido menos de lo que debiera, si bien "Weeds" ha sido tanto billete a la popularidad como centro de gravitación para su carrera.


Si se mantiene esa espectacular escalada de hermosura, no le faltará ni trabajo ni suspiros ajenos.
Este año, mientras se emitía la recta final de "Weeds", aprovechaba para promocionar su debut en la música. 


Como cantante, no es ni la décima de espectacular como cuando se quita la camiseta, pero da igual.
Hay peores maneras de perder el tiempo y, si se trata de que aparezca en muchos vídeoclips, que cante los éxitos de la tuna, si quiere. 


Hunter Parrish tiene nombre de heartthrob de los cincuenta, toda la actitud twittera del 2012 y, mañana, el mundo a sus pies, si se lo propone. 
Hasta entonces, que lo fichen para otra serie sin más dilación.

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