viernes, 18 de enero de 2013

"La Caída de Los Dioses"


La película más discutida de Luchino Visconti, "La Caída de Los Dioses" se cuenta como el primer título de su "Trilogía Alemana", definida así por el propio director italiano e iniciada con la voluntad de indagar en la Historia germánica, a la búsqueda de una imagen amplia y precisa de la cultura europea.
En esta ocasión, el maestro Visconti se concentró en la ascensión del nazismo, argumentada desde la decadencia y caída de una poderosa familia de industriales. 
El resultado de la operación fue una de las películas más fabulosamente excesivas de su época, que despertaría a opiniones encontradas entre el público y la crítica. 


Su colección de imágenes, ocurrencias e impactantes giros la consagraron como toda una leyenda, como un santo y seña del cine escandaloso que vertebraría los intereses y la imaginación de muchos cineastas durante una década.


"La Caída de Los Dioses" se anticipaba a la imagen de la Alemania de entreguerras que luego popularizaría "Cabaret". 
La aberración sexual y la violencia física y moral se viven en un universo decadente y asfixiante, donde los viejos valores perecen en un abrir y cerrar de braguetas. 
La irrupción y victoria del nacionalsocialismo conformarán la puntilla de una sociedad destruida de raíz.


"La Caída de Los Dioses" comienza con la reunión de la familia Von Essenbeck, a tenor del cumpleaños del patriarca.
La noche, caldeada y azotada por las discusiones políticas, se interrumpe con la noticia del incendio del Reichstag, golpe nazi que precede al golpe que se vivirá en la familia.
El patriarca, dudoso ante demostrar simpatías hacia los nazis, es asesinado en su dormitorio y se produce un significativo cambio de poder.
Los planes del arribista, macbethiano Frederick Bruckmann (Dirk Bogarde), que cuenta con el apoyo de su amante, la enjoyada bruja Sophie (Ingrid Thulin), se ponen en marcha.

Ingrid Thulin como Sophie

El definitivo coup de Bruckmann para hacerse con el poder siderúrgico se opondrá a otro hecho histórico: la Noche de los Cuchillos Afilados.
Sin embargo, toda ascensión es paradójica y Bruckmann despierta a la realidad de que no ha entendido exactamente qué significa el nazismo. Quizá, éste aparece en la cara de Martin (Helmut Berger), el terrorífico hijo de Sophie y la aberrante personificación de los pecados de su madre.
La revancha de Martin simbolizará la destrucción de todo lo conocido, de todo lo comprensible, de todo lo lógico, que significó la victoria de Hitler en Alemania.

Helmut Berger como Martin

Visconti aborda la Historia bajo un discurso estilístico, donde la mirada significativa, cargada de intención, se impone sobre la formalidad documental.
Así, la caída de las SA se cuenta a través de una secuencia larguísima, donde la maldita guardia pretoriana se lanza a su última orgía homosexual, terminada por la irrupción del ejército, que acaba con ellos al estilo gángster.


Las cuitas de los personajes se iluminan a la manera de un melodrama hollywoodiense, con colores básicos que vigilan sus perversos planes, mientras las tropelías pederastas de Martin aparecen contadas desde una luz cotidiana y desoladora.
Si las pretensiones shakespearianas son demasiado obvias, "La Caída de Los Dioses" corre a tocar la magnificencia desde su primera imagen, donde los títulos de crédito se imponen sobre los altos hornos, retratados como el Infierno nazi al que se va a asistir.

Helmut Griem y Helmut Berger

"La Caída de los Dioses" es magnífica hasta en su simplismo freudiano. Resulta algo tan básico como verdadero que la manera de entender el nazismo sea finalmente a través de la venganza del hijo nunca querido contra una madre indiferente.
La recreación de dicha venganza compone una de las escenas más desconcertantes y estremecedoras de la Historia del Cine. Es también el único posible final para una película tan saturada y alucinante como ésta. 


Para los amantes de la Historia, "La Caída de Los Dioses" será una película especialmente interesante, al abordar un fenómeno como la ascensión del nazismo desde un punto de vista social, económico y moral. 
Una visión integral, quizá entonada, pero comprometida, esclarecedora, que señala los caprichos de la aristocracia y la perversión de la democracia como las causas decisivas.

Charlotte Rampling

Y para los devotos de peliculones transgresores, de aquellos que encontraban verdad a través de darle patadas al timorato estómago de las audiencias, "La Caída de Los Dioses" es estación infaltable desde su estreno en 1969.


Contemplarla con la boca abierta siempre se dijo lo apropiado.

1 comentario:

  1. Curiosa la frase final ya que hai películas cuya característica principal es dejarte boquiabierto...y eso, creo, las hace grandiosas. Y se me vienen a la cabeza novelas como la montaña mágica para sentir experiencias parecidas...

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