martes, 14 de agosto de 2012

Neuronas y Bodas


Algo en nuestro cerebro se dispara cuando observamos una imagen de Jennifer Aniston.
No es ninguna broma; de hecho, un grupo de científicos llegó a darle el nombre de la actriz a una neurona, tras una serie de experimentos donde los pacientes reaccionaban positivamente a fotografías de la Aniston.
Todo tiene una explicación científica en esta vida, y la continuada atención que se presta a las celebridades no iba a ser menos.


Ella, que siempre se ha preocupado más de esa melena maravillosa que de los descubrimientos científicos advocados a su nombre, nos ha dado una noticia para entretener el verano: se ha comprometido con Justin Theroux.

El lynchiano, polifácetico Justin Theroux

Sucede un año después de que se anunciase formalmente la relación, que comenzara allá por mayo de 2011. 
El verano pasado, Jennifer decía que se sentía "extremadamente feliz" al lado de Justin y, de nuevo, se le alababa el buen gusto que tiene para los caballeros. 
Además, en esta ocasión, no sólo se trata de un chico guapo, sino también verdaderamente interesante. 

Jennifer y Justin se conocieron en el rodaje de "Wanderlust"

La neurona del público ha despertado ante la noticia de la próxima boda y todos han gritado aquello de aleluya, porque el errar del corazón de la Aniston suponía dolor. Dolor para todos los que seguimos estas cosas celebrities y, a veces, incluso nos las creemos. 
Hasta que conoció a Justin Theroux, yo me sentía tan cercano a Jennifer, por aquello de estar con tantos y no encajar con ninguno.
Pero como dicen en las comedias que ella gusta de protagonizar: ahí está el amor cuando menos te lo esperas.
En anteriores ocasiones, la Aniston ha paseado a sus novios con digilencia por las fotos casuales y los estrenos de sus peliculitas. 
Con Justin, se la ha visto menos. ¿Es señal de que es realmente feliz? ¿O de que, esta vez, es de verdad?
En cualquier caso, la prensa del corazón la sigue persiguiendo. 

Paseo parisino

Ese tipo de periodismo tan peculiar intenta informar sobre los sentimientos y los encamamientos de los famosos y, como tal, es un fracaso de antemano, porque no hay forma de que lo sepan con certeza.
Todo es especulación burra. ¿Con quién duerme Jennifer? ¿A quién ama? ¿Dice la verdad? ¿Es o no es como Rachel Greene? ¿Es mejor que Angelina?
Olvidan que Jennifer es actriz. No es la mejor del universo, ni la distancia más corta entre dos puntos, pero nadie hace de ella mejor que ella misma. 
Poner cara de póker y caer bien es su profesión. Despertar atención en esa prensa basura, un complemento a su fama.


Precisamente la revista "Star" metía el remo la semana pasada cuando afirmaba en portada que Jennifer había terminado con Theroux. 
La ex novia de éste se señalaba como la causa del hipótetico hartazgo de la Aniston.


Pero Jennifer no estaba harta, sino derecha a tomar una decisión más agradable. El viernes, él cumplía años y le pidió en matrimonio. Ella le dijo que sí. 
Porque tampoco es plan decirle que no a un tío como Theroux, y menos en el día de su cumpleaños.
Si ha habido tormentas, como indica el tabloide corazonesco, se han impuesto plácidas nubes.


¿La revista "Star" se habrá quedado blanca ante la noticia de que no habrá ruptura? En realidad, le dará igual el error.
Se alegrará con la buena nueva, aunque contradiga esas informaciones que, con toda probabilidad, se habrá inventado. Sin ir más lejos, en abril, la misma revista publicó que Jennifer estaba embarazada y se iba a casar con Justin en julio. 
Nada fue verdad ni acertaron con sus augurios de ciencia infusa, pero los periodistas corazonescos ahora pasan página con celeridad. 
Ante la noticia de la boda, esa que no pudieron anticipar, ya tienen fuelle para otras llamas.


Habrá más artículos que llenar con elucubraciones sobre los preparativos del casamiento, la luna de miel, la llegada de los churumbeles, los desagravios y todo ese discurrir probable e improbable de la vida de los otros; esa que sus lectores consumen y miran con envidia.
Esa imitación a la vida.

En Capri, como Dios

No sé si yo miro con envidia a Jennifer y a su flamante prometido, pero mi "neurona Jennifer Aniston" ha funcionado a todo tren con la noticia. 
Son la pareja que más me gusta del panorama actual, porque son terriblemente atractivos y cada uno en su estilo. Jennifer Aniston y Justin Theroux son la reina de la clase y el rarito que se sienta solo, por fin juntos.
Antes de encontrarse, quizá nunca pensaron el uno en el otro. Ahora van a los saraos perfectamente conjuntados.
Y, con toda probabilidad, cada vez que Justin desliza entre sus dedos el dorado cabello de Jennifer, piensa aquello de que sus neuronas nunca habían sido tan jodidamente felices.

¡Felicidades, guapos!

2 comentarios:

  1. Que turbulenta, espero que le salga éste bien, que mono es un rato.

    ResponderEliminar
  2. En la diatriba fundamental de la cultura occidental que es elegir entre el "team Aniston" y el "team Jolie", ambas me parecen igual de odiosas y adorables por igual (aunque delante de Angelina hay un poco de terror reverencial, algo que Aniston no tiene, ella es "la cercana"). No consigo decidir tampoco qué se supone que significa cada una ni qué tipo de mujer representa, pero noto que ahí hay mucha más miga de la que aparenta, un antropólogo se pondría las botas.

    ResponderEliminar